Test Drive | Page 10

-¿Qué, mi hijo? Empujó los anteojos hacia la punta de la nariz, como hace toda la gente vieja. -¿Cuándo aprendiste a leer? -Más o menos a los seis o siete años de edad. -¿Y alguien puede leer a los cinco años? -Poder puede. Pero a nadie le gusta hacer eso cuando todavía es muy pequeño. -¿Cómo aprendiste a leer? -Como todo el mundo, en la cartilla. Diciendo "B" más "A": "BA". -¿Todo el mundo tiene que hacerlo así? -Que yo sepa, sí. -¿Pero todo, todo el mundo, sí? Me miró intrigado. -Mira, Zezé, todo el mundo necesita hacer eso. Y ahora déjame terminar la lectura. Ve a ver si hay guayabas en el fondo de la quinta. Colocó los anteojos en su lugar e intentó concentrarse en la lectura. Pero no salí de mi rincón. -¡Qué pena!. . . La exclamación sonó tan sentida que de nuevo se llevó los anteojos hacia la punta de la nariz. -No puede ser, cuando te empeñas en una cosa. . . -Es que yo vine de casa y caminé como loco solamente para contarte algo. . . -Entonces vamos, cuenta. -No. Así no. Primero quiero saber cuándo vas a cobrar la jubilación. -Pasado mañana. Sonrió suavemente, estudiándome. 10