Se usó el programa nutricional para el tratamiento de la polaridad invertida. Se eliminó el azúcar de la
dieta. Se sugirió una buena dosis de abrazos extras, y dedicarle tiempo individual de cada uno de los
padres para llenar las necesidades de su tipo de personalidad emocional y sensitivo.
Resultados: La niña se ha adaptado bien al preescolar. Los síntomas de hiperactividad han
desaparecido. Su sueño es normal, sus sudores nocturnos han desaparecido y no volvió a vomitar. Un
psicólogo que la examinó recientemente, comentó que la niña tiene un sorprendente vocabulario para sus
cuatro años.
Discusión: Las investigaciones indican que padres que fueron hiperactivos o con posibles problemas
neurológicos o sicológicos, están más propensos a que sus hijos tengan desórdenes de la atención e
hiperactividad. También se ha notado que teniendo un niño hiperactivo aumenta el riesgo de que sus
hermanos también nazcan con el mismo problema. Los científicos concluyen que existe una predisposición
genética hacia este desorden y que la comunidad médica ha eludido hasta ahora, un tratamiento efectivo.
En mi experiencia, creo que la polaridad invertida es contagiosa, no por causa de un germen sino por la
proximidad. Si colocamos una pila nueva cerca de una pila gastada, la carga de la pila nueva se agotará,
Asimismo, los niños rodeados por padres con demasiado estrés o que han estado en el útero de una madre
totalmente estresada, invierten su polaridad porque sus padres, sin saberlo, descargan la carga eléctrica
natural del niño. Esto ocurre frecuentemente antes del nacimiento, y después de este, cuando el niño sigue
su desarrollo sin que haya intervención para romper el círculo. Mi predicción es que las investigaciones
continuarán hasta probar que estos síntomas ocasionan desequilibrios químicos en el cerebro, y
permanentes desórdenes nerviosos.
Segundo Caso:
Paciente: Un adolescente de 15 años, estudiante de bachillerato con síntomas inusuales difíciles de
confirmar un disgnóstico.
Historia Clínica: Este joven, altamente inteligente se estaba desperdiciando. Pálido, con círculos
oscuros alrededor de sus ojos, sus compañeros le llamaban Drácula. Sus brazos y piernas lucían como
finos palillos y había perdido su masa muscular. Con una profunda curvatura en la parte superior de su
espalda, se quejaba de calambres, sudores nocturnos y de la tendencia de usar las palabras equivocadas
cuando hablaba. También tenía problemas gatrointestinales.
Tratamiento médico: Los exámenes y el escáner no habían revelado nada. El único hallazgo
significativo había sido una deficiencia de hierro en los exámenes de sangres. Los cinco médicos que lo
habían tratado le recomendaron sulfato ferroso (para reemplazar el hierro) lo que sólo había logrado
empeorar su condición. El otro diagnóstico que se había considerado era la enfermedad de Crohn,
inflamación del intestino delgado que causa dolor e impide la absorción de nutrientes en el organismo.
Evaluaciones posteriores descartaron este diagnóstico.
Tratamiento alternativo: Después del examen este joven mostraba todos los signos de polaridad
invertida crónica, la cual fue rápidamente verificada. Los síntomas eran muy parecidos a los de la
espondilitis anquilosante, que frecuentemente está acompañada por la inflamación del intestino delgado,
úlceras, colitis o la enfermedad de Crohn. Como la mayoría de las enfermedades de origen desconocidos,
son difíciles de diagnosticar hasta que los síntomas avanzan. Y para ese momento, es ya demasiado tarde
para revertir el daño físico.
Se le administró el programa nutricional de hierbas para los casos de polaridad revertida. Debido a su
problema intestinal, se le aplicaron dosis muy pequeñas al inicio del tratamiento. La mayoría de los
desequilibrios en pacientes con polaridad invertida crónica no se corrigen hasta tanto no se corrija la
polaridad a su nivel normal. Hasta que se logró este balance, no se le suministró la hierba para nivelar el
hierro, que a su vez alivió el tracto digestivo, y corrigió su anemia.
Resultados: Después de 3 meses de tratamiento el paciente se encontraba a mitad de camino y ya
había ganado 10 libras de peso. Los sudores nocturnos y los calambres habían desaparecido.
Resultados a largo plazo: El paciente ganó 37 libras, el problema de su espalda se había resuelto
completamente. Sus piernas y brazos habían ganado masa muscular y se veía más normal. Los círculos
alrededor de los ojos se habían disipado y el tono pálido de su piel había ganado color. Recientemente se
graduó de bachiller y ha trabajado en diseño de computadores. Hace poco me informaron que acaba de
terminar una novela de espionaje que no se ha publicado todavía. En todos los aspectos este muy especial
genio joven a regresado a una vida normal, si la palabra normal aplica para tan competente joven.
Discusión: En este caso, con síntomas físicos tan severos y con tal inteligencia, el joven no fue enviado
a un siquiatra, así que la hiperactividad o desórdenes de la atención nunca fueron considerados en su caso
particular. Sin embargo, si hubiera sido diagnosticado correctamente, se le habría calificado como un chico
con desórdenes de la atención y con hiperactividad.
En mi experiencia profesional, he aprendido que el estrés es la mayor causa de polaridad invertida
crónica. Al conocer a este chico, me encontré además con una familia muy bien intencionada con un estrés
de naturaleza espiritual. Como estudiante el chico era un luchador intelectual y varios de sus logros
académicos lo habían llevado a estados de estrés que habían invertido su polaridad empezando así el
proceso de la enfermedad.
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