de historia, de eventos traumáticos, incluyendo las traiciones de los suyos, que llevan por
consecuencia a la ruptura del símbolo y de la posibilidad de hacer lazo social.
Ese debate entre maestro y discípula lo podemos apreciar en las secuencias del juicio de los
locos a la psicoanalista.
Dentro de la historia del cine es “Una larga historia de locura” la primera película de ficción
en llevar a la pantalla a Jaques Lacan.
El actor Louis de Villers interpreta a dos personajes que en realidad son uno mismo, otra
vez el juego de los dobles y las almas gemelas, por un lado el actor , es uno más de los locos
medievales, (“los sotties”) que se le aparecen a Davoine dentro del patio del el hospital, en
sus bufonerías monta un caballito de madera .Como los otros clowns, y bufones con sus
capuchones, en Nombre de Erasmo de
Rotterdam se mofan de la estulticia de los
que creen saber de la locura.
En el film Lacan también aparece en el
jurado como parte de los que atestiguan
en contra o a favor de Davoine.
Ahí lacan se reconoce así mismo como un
clown, Mike Bal literaliza las frases y en
verdad viste a Lacan como un bufón, y
como magia en ese instante le da al bufón
medieval el lugar de analista.
Lacan- bufón reivindica lleno de ironía a la locura, diciendo “quisiera estar más loco para
ser mejor psicoanalista”.
En una secuencia el Lacan- bufón dentro de en un extraño teatro, él es parte del jurado
donde se enjuicia a la psicoanalista y al psicoanálisis, ante un público que curiosamente
también son bufones y por cierto muchos de ellos en la realidad también son psicoanalistas.
Madre loca acusa al psicoanálisis de ser como la iglesia, Davoine se defiende e ironiza,
asegurando que no es iglesia a lo mucho, la institución produce pequeñas capillas.
En aquel teatro lleno de sabios y bufones donde se enjuicia a Davoine, ya es de por si un
carnaval. La condena impuesta por madre loca es justamente ir a peregrinar al carnaval de
Basilea.
Freud rechazo el cine por temor a que se banalizara el psicoanálisis; el temor sigue vigente
en muchos psicoanalistas, que toman al psicoanálisis como una práctica religiosa que leen
a la letra las obras del maestro como si fueran las santas escrituras.
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