Lo contrario implica un punto de cortocircuito y de angustia D. señala: Yo tengo
rencor sobre algo, que se separó [mi padre] cuando yo tenía tres años y nunca, nunca
me hizo un regalo, de chico yo no festejaba mi cumpleaños, no me gustaba… Esta
fraternidad tanática implica fuertes sentimientos de resentimiento y rencor,
predominando la sensación de enfrentamiento o disyunción : se es desplazado por otro
( más o menos semejante ) de forma no siempre clara o explicable
Pero al mismo tiempo surge una especial referencia al abuelo/abuela .Na. por
ejemplo cuenta :Yo hablaba con mi tía y con mi abuela. Pero mi abuela se mudó en
secreto. La comunicación es con mi abuela.
Por otro lado si Na. tiene preferencia por este hermano, es porque supone que es lo
mejor. Estamos acá bajo la articulación del yo ideal : o se tiene la máxima valoración o
la mínima valoración, sin que haya términos medios. Lo que señalaba más arriba : se
pasa del orgullo o de la decepción sin solución de continuidad . Nos enteramos que este
hermano de Na. robó , que es drogadicto, etc, pero en realidad no importa ,porque en
este punto lo fraterno (tanto trófico como tanático) parece ser una forma de
organización mental que a forma de bastión se densifica en torno al yo ideal (positivo
y/o negativo) . Ella idealiza a un objeto que a su vez la idealiza a ella, a través de un
vinculo regresivo que no permite la complejización del aparato psíquico pero sí una
dimensión escópica , que compensa , la insuficiencia de lo escópico en los padres .
Los vínculos aparecen armándose en torno de la rivalidad , la disputa y el
otro ,en consonancia al imaginario neoliberal es el “enemigo” ( o el extraño
habría que decir para ser más exacto) . D. dice: Tuve problemas con mi madrastra y
problemas con la policía porque ella me golpeó una vez .Nunca asimilé que mis padres se
separaran. Hubo problemas entre ellos dos, porque también tenía otra mujer .
Estos padres quedan limitados en su capacidad de “reconocer “ a su hijo , al
cambiar de esposa. Quizás se trata de un contrato inconciente entre el padre y
su nueva pareja: “entrar “ a la nueva pareja , implica “abandonar” a los hijos
anteriores. El nuevo marido debe renunciar a ser el antiguo padre. Lo paterno
ya no es entonces una dimensión simbólica ,sino que se agota ( y la palabra
“agotamiento” nunca está mejor utilizada )en los devaneos imaginarios de la
posesión y lo poseído. Dicho de otra manera , la seguridad femenina se obtiene
al impedir , aunque sea la mínima posibilidad, de que el hombre vuelva al
antiguo hogar. Este padre está también ,entonces, en interrogatorio. Y todos
están bajo sospecha. Se trata probablemente de mantener y reproducir
transgeneracionalmente las figuras dictatoriales del sospechoso ,el sedicioso , la
revuelta . En esta línea de análisis cuando D. dice : Pá! me parece que vi a mi cuñado
ahí, el esposo de mi media hermana. A mi hermana no la vi más, vive en San José, yo la
veía porque mi padre era el intermediario, pero como mi padre se peleó con ella no la vi
más ,creo que se podría suponer que aquello que no se ve, desaparece, es decir
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