ella porque era menor…tres pibes batieron todo, tres conchetos , porque sabían todo dónde
estaba todo, yo me los voy a encontrar esos pibes y van a ver...
Y sin embargo, al mismo tiempo que sobreprotectores, estos padres
son,llegado el caso expositores de violencia . Así P. cuenta que tras haberse
escapado una noche , no lo dejaron entrar toda la noche a su casa : es feo escaparte
y que no te dejen entrar en tu casa .Así como es expuesto al abandono de la noche,
P. es también expuesto a la violencia de los padres ,pues cuenta una y otra vez
cómo se pelean . La violencia de la que se lo quería proteger afuera , se instala
en el adentro, como si fuera inevitable que la misma reaparezca donde sea . Y P.
dice : yo no hago como mi hermana que se pone a llorar, yo me voy, pienso en otra cosa,
éso me hace bien. Yo creo que nunca le podría pegar a mi madre, porque es una mujer y
su esposa . Pero así como el padre lo ubica como su substituto ,con mi padre está
todo bien , él cumple con ese mandato. Y así , al mejor estilo paterno le pega a su
hermana “ con mi hermana me peleo, la empujo y la doy contra la pared.” Cabe
preguntarse entonces si la ve o no como una mujer al pegarle . Si para él fuera
una mujer a P. se le plantea entonces este problema :¿quién es el dueño?, ya que
da la impresión que su cultura social plantea que toda mujer tiene un dueño.
Pero, ¿quién es el dueño de su hermana ? ¿Ël o su padre?
Lo que quisiera recalcar es que estos jóvenes parecen no poder utilizar lo
edípico como estructura de mediación , el que haría posible una convivencia
basada en la diferencia entre endogamia y exogamia , entre hermana y madre,
entre adentro y afuera, entre lo que se puede y lo que no se puede hacer, entre
elecciones objetales y elecciones narcisistas. Esta construcción de subjetividad
dentro del neoliberalismo implica el agotamiento de las estructuras ( que como
lo edípico) figuran como mediación. En su lugar surge la violencia. Pegar es una
forma de desahogo genital, pero es también una forma de competir con el padre
, porque a la mujer (esposa-hermana ) es el dueño el que le pega.
En ese momento D. (con asombro) le señala : ¡pero dijiste que nunca le pegarías a
una mujer! y todos a la vez- ¡La tirás contra la pared! .P-(se queda callado y dice):
Hace dos años mis padres se iban a separar pero al final no se separaron. Quizás P. esté
indicando que no puede explicar por qué le pega a su hermana, pero sí por qué
es violento: es hijo de padres que no deciden separarse. Es la forma que
encuentra P. para excusarse frente al grupo, pero al mismo tiempo ocurre un
cambio transferencial : ya no es el héroe rebelde que se escapa de su casa ,sino
que es un villano que ha decepcionado. Probablemente tenemos aquí el doble
registro de cómo viven estos padres a sus hijos: pasan de ser héroes maravillosos
( lo que denomino mesianismo exacerbado ) a ser unos decepcionadores ,
generándose un vaivén que genera un sentimiento de vulnerabilidad . Se trata
de la existencia de una dimensión escópica insuficiente que marca cambios entre
el orgullo y el desasosiego, no pudiendo generar una catectización que sostenga
y ampare.
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