través del paradigma topológico, anatómico y fisiológico. Todavía a principios del siglo
XX podemos ver una postura más acabada de Freud respecto de la relación entre el cerebro,
la fisiología neuronal y el aparato psíquico:
Es difícil porque rebasa lo puramente psicológico y roza las relaciones del aparato
psíquico con la anatomía. Sabemos que tales relaciones existen, es lo más grueso. Es
un resultado inconmovible de la investigación científica que la actividad del alma se
liga con la función del cerebro como no lo hace con ningún otro órgano. Un nuevo
paso –no se sabe cuán largo- nos hace avanzar el descubrimiento del desigual valor
de las partes del cerebro y su relación especial con determinadas partes del cuerpo y
actividades mentales. Pero han fracasado de raíz todos los intentos por colegir desde
ahí una localización de los procesos anímicos, todos los esfuerzos por imaginar las
representaciones almacenadas en células nerviosas y la circulación de las excitaciones
por los haces nerviosos. El mismo destino correría una doctrina que pretendiera
individualizar el lugar anatómico del sistema Cc (la actividad conciente del alma) en
la corteza cerebral, por ejemplo, y situar los procesos inconcientes en las zonas
subcorticales. Aquí se nos abre una laguna; por hoy no es posible llenarla, ni es tarea
de la psicología. Nuestra topica psíquica provisionalmente nada tiene que ver con la
anatomía; se refiere a regiones del aparato psíquico, donde quiera que estén situadas
dentro del cuerpo, y no a localidades anatómicas. (Freud, 1915, p. 170).
Continuando con las Afasias, la explicación de las Parafasias (fallas en la elocución simple
del habla) no es revelada por la explicación topológica y mucho menos por el paradigma
sustancialista que pretende encontrar en cada neurona una idea conceptual. El paso
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