lugares donde se involucra el hablar y el comprender el lenguaje. Los esquemas usados son
visuales, pero como intentan establecer una localización de los centros donde se articula y
se comprende el lenguaje, no dejan de ser rígidos, con rutas de ida y vuelta unívocas. El
esquema propuesto por Lichtheim consiste en una serie de estaciones con diversos puertos
de comunicación. Casi inmediatamente después de la cita anterior Freud propone su crítica:
"Pero hay una objeción de mayor peso aún contra el esquema de Lichtheim: cada vez que
se intenta hacer entrar en él un trastorno observado del lenguaje surgen dificultades, porque
encontramos perturbadas en distintos grados las distintas funciones del lenguaje, y no
algunas completamente pérdidas y otras intactas." (Freud, 1891, p. 25). La crítica de Freud
al esquema va en el sentido de su insuficiencia, su parcialidad y su arbitrariedad. No
soporta el peso propuesto por los diversos casos clínicos de afasia. El esquema de
Lichtheim se constituye de acuerdo a un paradigma topológico que tiene su origen en la
frenología del F. J. Gall, del siglo XVII. La labor de crítica que Freud realiza a estos
esquemas es contundente, muestra fehacientemente como el paradigma topológico es
insuficiente, lo toma en serio y lo trabaja, le propone casos patológicos y lo pone a prueba.
El esquema de Lichtheim adquiere entonces así, solamente un carácter didáctico.
En su crítica va proponiendo términos conceptuales, que con el desarrollo de la teoría
adquirirán el nivel de un concepto. La explicación dinámica de los procesos del habla y su
comprensión requiere de otro tipo de esquema, concordante con una configuración
paradigmática diferente, más móvil y a la vez más general y fructífera. Freud no dejará de
hacer un espacio a la proposición topológica, pero cada vez más adquirirá ésta, un matiz
virtual y disminuirá su peso de frente a lo funcional y dinámico del fenómeno psíquico, en
contraposición a las hipótesis enarboladas por estos teóricos que buscan la explicación a
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