esquema contiene también, un nivel de abstracción parecida a la del concepto y, al mismo
tiempo, un nivel de ambigüedad fortuito y necesario. Se constituye en un cuadrante de
coordenadas para la reflexión, en un conjunto referencial de orientación, que permite un
trabajo epistémico que tiene como fin atrapar en un conjunto figurativo la complejidad a la
que se aboca el investigador.
Una de sus funciones es articular elementos de emergencia que surgen en la cabeza del
estudioso y que requieren de una expresión figurada; es decir, entre la palabra y la acción,
en esos momentos de la investigación.
En toda disciplina el uso de los esquemas no es fortuito. Freud recurre a ellos desde los
momentos pre-psicoanalíticos, en las cartas enviadas a Fliesb, en sus manuscritos, y en
algunas de sus obras posteriores. En el texto llamado Las Afasias (1891) Freud acude al
uso de diversos esquemas, entre ellos, los que tienen que ver con ilustraciones relacionadas
con el cerebro, tal vez los esquemas que menos nos interesan, en cambio los que tienen que
ver con la complejidad del funcionamiento del aparato psíquico llaman nuestra atención.
Son representaciones visuales que tienen un efecto de síntesis y tratan de vincular un
conjunto de rasgos o elementos necesarios para la comprensión del aparato psíquico, y
sugieren una vinculación estrecha entre sus elementos. Al mismo tiempo, no precisan las
características del vínculo con los demás elementos, lo cual abre la posibilidad a la
creatividad y expansión dentro del proceso mismo de explicar el aparato.
Es importante comprender que un esquema no es un modelo, un esquema no reclama
una interpretación exclusiva, una significación unívoca y forzosamente recíproca de los
elementos emergentes en el proceso; al contrario, por su variedad y ambigüedad amplía la
17