le sugiere su propia acción. Esfuerzos aislados para acceder a una lógica diferente donde
tratamos de hacer traducción al único lenguaje que hemos aprendido desde el psicoanálisis,
sin contemplar todo lo que se pierde en ese orden de traducción y que inevitablemente
genera los grandes huecos psíquicos que seguirán actuando en nuestros pacientes hasta
que no encontremos un código común.
La realidad virtual se convierte en la nueva experiencia. En este sentido, no importa
si el evento fue vivido o no en la realidad siempre que haya sido vivido como experiencia.
Esto quiere decir que la realidad virtual deja marcas psíquicas en el mismo orden de
cualquier experiencia que, aunque no sea vivida, se inscribe en el orden de la fantasía. Ya lo
decía Freud cuando da cuenta de la escena primaria, no importa si existió la experiencia de
haber sido testigo de ella, se inscribe en el orden de la experiencia de la misma forma por
su lugar en la fantasía. Y ¿qué es la Realidad Virtual sino más que una ficción armada de
fantasía?
Y la Realidad Aumentada que no es más que un tipo de alucinación social y
normalizada, Entonces, ¿cómo escuchar la clínica con una demanda que se establece en los
límites de esta lógica cultural tan ajena a lo que vivimos antes de que el internet dirigiera
nuestras palabras con predictores y formas enunciativas como los emoticones que sólo
obturan nuestra capacidad singular de enunciar y al mismo tiempo enunciarnos? (hay gente
que puede mantener una conversación escrita por medio de emoticones únicamente).
Pensar desde lo pensado ya no es sostenible. Las bases teóricas nos deben llevar a
hacer preguntas, más que aferrarnos a certezas de antaño. ¿qué hay del nuevo malestar de
la cultura si este no se inscribe ya en la culpa?
¿Cuáles son las nuevas creencias que sostienen las formas de condicionamiento
desde la religión, cuando la fe se asienta en un imaginario más eficaz, más primario, más
narcisista como lo son la imagen y la popularidad?
Pareciera que vivimos en el simulacro de nosotros mismos, hasta que, la
desgarradora realidad se impone como parteaguas donde el tiempo vuelve a hacer su
inscripción. Entonces, en el aniversario de una de las más grandes tragedias en nuestro país,
se hacen coincidir nuevos derrumbes. Lo actual del desastre se monta sobre los duelos de
ayer, vividos o no en el orden de la experiencia, pero con enormes efectos.
El sismo del presente año, reestructuró las vías vinculares en una sociedad
fragmentada. El protagonismo se cubrió de una nueva esencia a modo colectivo. Ante la
imposibilidad de creer en nuestras instituciones, el pueblo tomó las ruinas de deseo en sus
manos, para hacerse cargo de una pregunta que no terminaba de formularse. Esta vez,
parecía que por fin había algo que hacer, espacios donde participar, albergues donde llevar
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