del adulto que introduce un diálogo apropiado, los más pequeños aprenden a
nombrar las percepciones con una terminología científica. El dibujo de observación
fiel al objeto estudiado apoya sólidamente el análisis que, poco a poco, se conjuga
con el trabajo manual y el lenguaje escrito. La expresión oral y escrita vinculada a
la observación y asociación inducen al alumno al rigor, la precisión y la exactitud.
Junto al trabajo racional, se aportan estímulos para que los niños actúen y
desarrollen su creatividad con la expresión concreta (textos y dibujos libres, música,
teatro...), mediante un poderoso trabajo de interpretación que pone en juego la
imaginación y la personalidad. La enseñanza de la lectura y escritura se presentan
correlacionadas. En ambos casos se empieza por un proceso global al cual sigue
una fase analítica para terminar en un procedimiento deductivo. Las frases que se
trabajan en la lectoescritura surgen de la vida del aula de la clase o de los trabajos
de observación de los centros de interés. Eso conlleva que los alumnos vean su
utilidad. A menudo, las sorpresas engendran proyectos de jardinería, cocina,
juegos, maquetas, excursiones.
A partir de los 8 o 9 años, los alumnos ya son capaces de prever las actividades de
un trimestre; después, de todo un año. Los profesores les van entrenando a partir
de estas edades a construir, primero individualmente y más tarde en grupo, un plan
de trabajo desde la primera quincena de septiembre. El globalismo, en el sentido
psicológico del término, ha producido todos sus efectos; así, cede desde entonces
la plaza a la coordinación. Los intereses de los niños van derivando en temas que
serán analizados sobre el eje de la observación, asociación y expresión en función
de la realidad estacional y de las modalidades de aproximación.
Los centros de interés formulados por Decroly: alimentación, protección, defensa y
producción, hay que entenderlos como “ideas-base” o “ideas-fuerza” que mueven y
motivan a los alumnos al aprendizaje. Efectivamente, ellos exteriorizan muy pronto
un interés creciente por las manifestaciones de la vida, tal como se producen en la
realidad, y nunca en los cuatro muros de la escuela, aunque dependiendo también
de ello. Buscan todos y siempre, una respuesta a cómo los individuos nacen, se
nutren, se protegen, se defienden y producen. Desde pequeños, se interesan