Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 752

757 impresión y publicación de música
Las estadísticas de los tirajes de las principales editoriales hablan por sí mismas. Si imprimen un tiraje de 1 000 ejemplares de la partitura vocal de una nueva ópera, reservan 500 para su biblioteca de alquiler de música. También producen juegos de partes y cuando menos tres partituras completas para los directores y la promoción de la obra. En el caso de una obra orquestal, pueden editar juegos de partes individuales y partituras completas sólo para su biblioteca de alquiler, ya que la mayoría de las agencias organizadoras de conciertos prefieren rentar la obra que comprarla, y editar también partituras en miniatura para referencia y estudio que pueden generar ganancias razonables pero no inmensas. La venta de música de cámara contemporánea( solos para piano, conjuntos pequeños, etc.) es más lenta y de menor tiraje( entre 500 y 1 500 ejemplares), cifras que se elevan cuando la obra se incorpora al sistema educativo. La música para el mercado educativo conforma una parte significativa de la producción e ingresos totales de algunos editores.
La disminución gradual de las ventas ha obligado a los editores a centrarse en áreas más redituables como casas de ópera, orquestas internacionales, radiodifusoras, el mercado educativo, sociedades corales y bandas de metales, entre otras. Durante algún tiempo, la música de vanguardia ahuyentó a los intérpretes aficionados, pero algunos compositores y editores han desplegado decididos esfuerzos para recuperarlos, en ocasiones con bastante éxito. En la década de 1970 aparecieron varias editoriales muy pequeñas especializadas en música, que usaron los métodos más económicos posibles y dependieron de las ventas directas. Algunos compositores, como Stockhausen, fundaron sus propias editoriales. Los ingresos de los editores se han visto seriamente mermados por las reproducciones ilegales en fotocopia. Este tema, que podría ser controlado a través de un sistema de licencias, es uno de los más controversiales entre editores e intérpretes.
El cambio principal en la impresión y edición de música desde el último cuarto del siglo XX ha sido la computadora personal( véase COMPUTADORAS Y MÚSI-
CA). La compañía estadunidense A-R Editions, fundada en 1962 en New Haven, Connecticut, con sede actual en Madison, Wisconsin, fue precursora del método de fotocomposición para la impresión musical. Esta exitosa tecnología ha absorbido una parte importante del negocio de la impresión musical, desplazando a otros editores. El Oxford Music Processor( Procesador musical Oxford), desarrollado a partir de finales de la década de 1970 por Richard Vendome y el British Technology Group, fue un de los primeros intentos de creación de un software con notación musical de alta calidad conectado a un teclado controlador“ QWERT”( qwerty keyboard). Para mediados de la década de 1990, aún estando en desarrollo, el OMP fue superado por otros programas como“ Score” para IBM,“ Notewriter” para AppleMac y“ Finale” para PC y Macintosh, junto con toda una serie de productos relacionados con el sistema MIDI de transmisión de información digital a través de un teclado electrónico.
Estas innovaciones permitieron a los compositores escribir su obra en archivos computarizados e imprimir la música, lo que lógicamente abrió el espacio para la publicación personal, tanto impresa como en archivo electrónico para su distribución a través de Internet( el compositor estadunidense Philip Glass distribuye gran parte de su música por este medio). Musicólogos y editores pudieron crear páginas e incluso ediciones completas con este método sencillo y rápido. Se desarrollaron también algunos programas altamente especializados para notación de canto llano y tablaturas. El programa“ Sibelius”, desarrollado originalmente para el modelo Acorn de PC, se convirtió en uno de los principales del mercado de finales de la década de 1990 en una versión simplificada para PC. Las editoriales evidentemente también explotan esta tecnología con fines comerciales; radiodifusoras como la BBC, en la que frecuentemente se ejecutan obras nuevas o poco escuchadas, la usan para reproducir las partes musicales individuales a partir de partituras impresas o manuscritas. En lugar de escribir la música a mano, las partituras se elaboran en la computadora y se almacenan en formato digital. Los editores indudablemente están analizando a fondo estos nuevos desarrollos.
No obstante, a pesar de las tremendas dificultades económicas y artísticas que presenta el panorama actual, se siguen llevando a cabo monumentales proyectos editoriales, como magníficas ediciones académicas que abarcan un amplísimo espectro de aspectos musicales sustentados por investigaciones meticulosas y creativas. Mientras sigan apareciendo compositores nuevos, habrá siempre editores sensibles que sepan apreciar su talento, dando así continuidad a la edición musical como parte inseparable de la tradición de la música occidental.
JMT / JWA 📖 W. GAMBLE, Music Engraving and Printing: Historical and Technical Treatise( Londres, 1923 / R1971). C. HUM- PHRIES y W. C. SMITH, Music Publishing in the British Isles