Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 656

661 Glinka, Mijail Ivanovich
( El jinete de bronce, 1949) cautivaron la escena de la URSS por su cálido lirismo, efectividad dramática y rica orquestación; sus últimos conciertos también fueron muy populares. Sin embargo, sus obras anteriores a la Revolución, evidentes despliegues romáticos tardíos, en la actualidad gozan de un interés que eclipsa sus demás obras.
GN / DN 📖 S. D. KREBS, Soviet Composers and the Development of
Soviet Music( Londres y Nueva York, 1970).
Glinka, Mijail Ivanovich( n Novospasskoye [ hoy Glinka ], cr Smolensk, 20 de mayo / 1 de junio de 1804; m Berlín, 15 de febrero de 1857). Compositor ruso. Nacido en el seno de una familia noble, tuvo una vida solvente sin necesidad de trabajar. Igual que muchos otros caballeros rusos de su generación, comenzó a componer romances( musicalización de poesía lírica para voz y piano) como digno pasatiempo, pero al cabo de un tiempo descubrió su vocación en la composición. Pasó sus años de juventud en San Petersburgo, donde sus romances tuvieron cierto éxito en los salones aristocráticos. Su educación musical fue algo desordenada; al cabo de unas pocas lecciones de piano con John Field viajó a Italia en 1830 para estudiar composición vocal; más adelante viajó a Berlín para obtener una preparación teórica más sólida con Siegfried Dehn. Durante su estancia en Italia, a pesar de haber escrito algunas arias italianas y de haber sido recibido cálidamente por Bellini y Donizetti, decidió sacrificar las promisorias posibilidades de su vida profesional como compositor de ópera italiana. Tal como menciona en sus memorias, imperativos de índole nacional lo impulsaron a planear la composición de una ópera rusa, para lo cual volvió a San Petersburgo.
Dos años más tarde, en 1836, Una vida para el zar( también conocida como Ivan Susanin en su adaptación soviética) tuvo un fastuoso estreno en la función inaugural de una nueva casa de ópera con la asistencia del zar Nicolás I. Por diversos motivos se ha tomado este hecho como el inicio de la música nacionalista rusa: Una vida para el zar fue la primera ópera cantada en su totalidad escrita por un compositor ruso; su trama patriótica y nacionalista( acerca de la invasión polaca de Rusia y el ascenso al poder de la dinastía Romanov en el siglo XVII) tuvo resonancia en el ánimo de la corte y la élite intelectual del momento; pero lo más importante es que combinaba hábilmente el estilo operístico italiano con los lenguajes del romance de salón aristocrático y la canción popular rusa, dando la impresión de un arte nacional. Su éxito le valió a Glinka la dirección del coro de la capilla de la corte, puesto al que renunció al cabo de tres años.
Su segunda ópera, Ruslan y Lyudmila, aparecida en 1842 y basada en el poema narrativo de Pushkin, fue manifestamente menos rusa en lo que respecta al trazo musical; su lenguaje complejo y lento y sus grandes dimensiones no complacieron ni a la corte ni al público. Esta indiferencia por la obra que Glinka consideraba su verdadera obra maestra – muy superior a Una vida para el zar – lo hizo callar. Sumido en la amargura abandonó Rusia y pasó la mayor parte de sus últimos años de vida en el extranjero, primero en París, donde pudo disfrutar de la amistad de Berlioz, y después en España. Sus viajes lo inspiraron para escribir dos oberturas españolas, Capriccio brillante( 1845) y Recuerdos de Castilla( 1848; versión final: Souvenir d’ une nuit d’ été à Madrid, 1851). En 1848 volvió a usar material ruso en Kamarinskaya, una brillante fantasía orquestal que tiempo después influyó en el grupo de Los Cinco. No fue sino hasta el último año de su vida que retomó su ambición de forjar una música nacionalista rusa; tomando como modelo a Palestrina se entregó a la tarea de transformar la música litúrgica rusa en un arte contrapuntístico, a la espera de que la historia de la música rusa pudiera tomar el mismo curso que la música occidental había seguido tiempo atrás. Para ello regresó a Berlín a retomar sus estudios con Dehn, pero murió poco tiempo después.
Las dos generaciones siguientes de compositores nacionalistas rusos veneraron a Glinka nombrándolo“ padre de la música rusa” y recurrieron constantemente a sus obras en busca de ideas. Ruslan y Lyudmila se convirtió en el modelo ruso de ópera épica y ópera de cuento de hadas, y su representación musical de lo oriental y lo sobrenatural fue desarrollada por el grupo de Los Cinco. Kamarinskaya sirvió al grupo como inspiración para basar sus obras en melodías folclóricas y para adoptar la técnica de variaciones con“ cambio del fondo”, característica de Glinka, en que la melodía reaparece intacta con rearmonizaciones diferentes y texturas de extraordinario color. El limitado conocimiento que Glinka tenía de la canción folclórica rusa se consideró, retrospectivamente, parte de un aspecto íntimo de su vida; asimismo, diversos rasgos novedosos de sus composiciones se interpretaron póstumamente como resultado natural de esta supuesta intimidad o bien simplemente de su sangre rusa. Pero la importancia de su contribución a la música rusa radica no sólo en su incursión en el nacionalismo sino en el precedente