Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 536

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del alhambrismo( por la Alhambra), técnica usada por Albéniz en sus obras para piano y en la música orquestal de Chapí y Bretón. Estos lenguajes impregnan la música de Granados, Falla y Turina. Albéniz y Granados inmortalizaron su natal Andalucía en sus obras para piano( Iberia, Goyescas), mientras que Falla, el compositor español más refinado de la transición entre los siglos XIX y XX, es mejor conocido por su música escénica y orquestal que despliega una amplia variedad de estilos y contenidos, pero siempre arraigado en los lenguajes musicales ibéricos.
Todos estos compositores mantuvieron fuertes lazos con París, donde muchos de ellos estudiaron, y una influencia recíproca se puede apreciar en muchas obras francesas del periodo que usan el color ibérico: Carmen de Bizet( la conocida Habanera se basó en una canción de Iradier); la Symphonie espagnole de Laló( 1875), dedicada a Sarasate; España( 1883) de Chabrier; y numerosas piezas de Debussy( Ibéria, Soirées dans Grenade) y Ravel, quien era de origen vasco( Boléro, L’ Heure espagnole, Rapsodie espagnole, Alborada del gracioso). Los lenguajes ibéricos ejercieron igual fascinación en varios compositores nacionalistas rusos, como Glinka( Jota aragonesa, Noche de verano en Madrid), Balakirev( Obertura sobre temas españoles) y Rimski-Korsakov( Capricho español).
Como en otros países, este espíritu nacionalista significó un sentido de renovación de la identidad regional, de manera particular en Cataluña y el País Vasco, junto con un deseo por redescubrir las grandes obras maestras del pasado ibérico. Amedeo Vives fue quizá el compositor catalán más significativo, aunque Felipe Pedrell ejerció una influencia mucho mayor, defendiendo la causa nacionalista como escritor, conferencista, editor, musicólogo y maestro. Entre sus discípulos estuvieron Albéniz, Granados, Falla y Gerhard, y a través de sus trabajos en el redescubrimiento de los maestros de la polifonía española del siglo XVI, como Victoria, ejerció una profunda influencia en Falla y los compositores de las nuevas generaciones.
7. El siglo XX Al cabo de un breve periodo de relativa estabilidad y prosperidad económica, los años anteriores al establecimiento de la Segunda República en 1930 se caracterizaron por la agitación política; no obstante, el florecimiento de las artes siguió su desarrollo en un clima más liberal y cosmopolita y, para 1900, Barcelona rivalizaba con París como centro de actividades intelectuales. Igual que en París, la vida intelectual giraba en torno al café( Els Quatre Gats), frecuentado entre otros por Picasso, el arquitecto Gaudí y músicos como Vives y Granados. Los catalanes luchaban por la preservación de su idioma y sus costumbres y, en 1891, Vives fundó la agrupación coral vasca del Orfeó Català para interpretar música tradicional y popular catalana y música española antigua. El siglo XX produjo muchos compositores catalanes, como Federico Mompou y Eduardo Toldrá( 1895-1962); destacado entre los músicos fue Casals, quien a lo largo de su larga vida promovió incansablemente la música de su tierra natal. Los dos compositores vascos más notables, Jesús Guridi( 1886-1961) y José María Usandizaga( 1887-1915), produjeron obras dentro de una amplia variedad de formas sin comprometer sus raíces regionales ni negar la herencia española. Los dos usaron complejos ritmos de danzas vascas con efectos sorprendentes, entre los que destacan la espatadanza en 7 / 4 y el zortzico en 5 / 4.
Otros compositores españoles del siglo XX se agruparon para promover alguna causa común. El“ Grupo Madrid”, quizá el más significativo, se estableció durante la Segunda República y se caracterizó por sus puntos de vista liberales y de izquierda. Entre los miembros del grupo, además de los poetas Jorge Guillén y Federico García Lorca, destacan: el musicólogo Adolfo Salazar( 1890-1958); compositores discípulos de Falla como Joaquín Nin-Culmell( 1908-2004), los hermanos Rodolfo Halffter( 1900-1987) y Ernesto Halfter( 1905- 1989), quienes cultivaron la música nacional española en un lenguaje moderno; Oscar Esplá, director del Conservatorio de Madrid; y Roberto Gerhard, catalán también y discípulo de Granados y Pedrell. Todos estos músicos fueron obligados al exilio con la toma del poder de Franco al término de la Guerra Civil Española; Ernesto Halffter se instaló en Lisboa y su hermano Rodolfo en México, Nin-Culmell viajó a los Estados Unidos, Esplá a Bélgica y Gerhard a Inglaterra, exilio en el que cada cual escribió una parte importante de su mejor producción musical.
Este éxodo dejó a España sumida en una profunda pobreza intelectual, científica y artística, la dictadura franquista impuso otra vez en la historia del país la censura artística, impidió a un alto costo el separatismo regional y en términos generales cerró el país a las innovaciones. Ante este panorama, no es de sorprender que los compositores más destacados del siglo XX en España hayan sido los que perpetuaron el estilo nacionalista bajo técnicas tradicionales de casticismo, es decir auténticamente españolas. Uno de ellos fue Joaquín