Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 53

57 Alemania
los románticos. La burguesía económicamente solvente que adquiría pianos para sus propios salones sociales, demandaba un tipo de música más al alcance de sus posibilidades técnicas; esto propició la proliferación de piezas cortas denominadas Moments musicaux, bagatelas o Albumblätter, como las que compusieron principalmente Schubert y Beethoven en su última etapa. También fueron muy populares las canciones con acompañamiento de piano, cuyos textos solían reflejar las costumbres de vida de la clase media, como se aprecia en los ciclos de Schumann Frauenliebe und – Leben y Dichterliebe. El concepto denominado Schubertiada, que describe una reunión informal de amigos para cantar y escuchar música y poesía, era la esencia de este nuevo arte burgués.
Las clases medias prefirieron las óperas alemanas ligeras o cómicas de Nicolai y Lortzing a las óperas francesas o las obras heroicas italianas; estas últimas se presentaban exclusivamente en las grandes casas de ópera con subsidio estatal en Berlín, Dresde y Viena; en otras ciudades, la municipalidad tenía a su cargo los teatros en los que se alternaban dramas teatrales y óperas. La calidad de la música en general no era muy alta y es notorio que muchos ambiciosos compositores alemanes, como Meyerbeer y el joven Wagner, buscaron triunfar en el extranjero. A pesar de todo, el panorama ofrecía muchas oportunidades para la composición operística y había gran cantidad de orquestas, aunque las ciudades con menores ingresos debían contentarse con orquestas formadas por una mezcla de músicos profesionales y amateur. En Leipzig, la orquesta de la Gewandhaus contaba siempre con buenos músicos, bajo la dirección de violinistas de renombre; hacia 1840 tuvo como director a Mendelssohn. Las orquestas pequeñas se unían para ocasiones importantes y festivales. El Festival del Bajo Rin se celebraba alternadamente en Düsseldorf, Aquisgrán y Colonia, incluyendo en el repertorio habitual conciertos para intérpretes virtuosos que servían para atraer al público. La música sinfónica tendía a la música del pasado, con obras de Mozart, Haydn y Beethoven como ingrediente principal y como justificación para las formas conservadoras de las composiciones orquestales de Schumann y Mendelssohn.
El interés alemán por el pasado resurgía con la aparición de las primeras grandes manifestaciones de la musicología, como los libros de Carl von Winterfeld sobre Palestrina y Giovanni Gabrieli o las ediciones completas de las obras de Handel, Bach y otros compositores anteriores. Las sociedades corales aficionadas de la clase media seguían el ejemplo de la Singakademie de Berlín, cuya música cumplía con las expectativas generales; hasta antes de 1933, Alemania contaba con más de 150 sociedades corales. El rescate de La Pasión según san Mateo de Bach a cargo de Mendelssohn en 1829, fue una clara manifestación del interés general por profundizar en el conocimiento histórico. Para la población católica, el movimiento * ceciliano mantuvo vivo el interés por la polifonía y el canto llano del pasado.
El establecimiento de instituciones alemanas de enseñanza – la más reconocida fue fundada por Mendelssohn en Leipzig en 1843 –, junto con una fuerte consciencia nacional, ayudaron a que los estudiantes no fueran enviados a los conservatorios italianos. Se fundaron escuelas de música entre 1845 y 1869 en Colonia, Munich, Dresde, Stuttgart y Berlín, a las que acudían músicos de todas partes, convencidos de que Alemania era el centro de la vida musical, visión compartida por todos los alemanes. Muchos periódicos musicales aparecidos en las décadas de 1830-1840 se afanaban en ofrecer puntos de vista críticos; el más importante fue Neue Zeitschrift für Musik de Schumann, publicado por primera vez en Leipzig en 1834. Los primeros grandes musicólogos científicos comenzaron a trabajar en los aspectos históricos a partir de la década de 1860.
Así como las revoluciones de 1848 amenazaron la estabilidad de la vida burguesa, alrededor de 1850 hubo manifestaciones de descontento musical. Weimar se convirtió en el centro de una nueva escuela alemana de compositores influenciados por las ideas anticlásicas de Liszt, con músicos como Bülow y Cornelius. Liszt dirigió presentaciones de óperas de Verdi, Donizetti, Berlioz y Wagner, entre éstas el estreno de Lohengrin. En 1861, Liszt contribuyó a la fundación de la Allgemeiner Deutscher Musikverein, una sociedad dedicada a la promoción de la música alemana moderna y a la protección de los músicos y sus familias. Un año antes, jóvenes discípulos de Schumann, como Brahms y Joachim, habían publicado un manifiesto contra estos músicos modernos que sólo sirvió para alentar más a la nueva escuela alemana.
Wagner fue la gran excepción de la tendencia conservadora general de la cultura musical alemana, convirtiéndose en el compositor alemán más representativo del siglo XIX. El tema de su ópera Der fliegende Holländer fue inspirado por las leyendas del norte y sus experiencias personales durante una feroz tormenta en el Mar del Norte, mientras que Tannhäuser y Lohengrin se remontan a la Edad Media alemana, bajo un tratamiento