Alemania 56
Turingia. Algunos de sus gobernantes se convirtieron en grandes patronos de la música. En Mannheim se fundó una refinada orquesta bajo la dirección de Johann Stamitz, relacionado con muchos compositores importantes del momento( véase MANNHEIM, ESCUELA DE;
SINFONÍA, LA), pero la importancia de esta agrupación decreció con el traslado de la corte a Munich en 1778. Poetas y compositores italianos obtuvieron puestos vitalicios, como en el caso particular de Viena, donde los libretistas Lorenzo da Ponte y Giovanni Casti sucedieron a Metastasio, mientras que Piccinni, Paisiello, Sarti y Salieri se encontraban entre los compositores más demandados, a pesar de la inmensa superioridad de Mozart a quien no se apreciaba en ese tiempo.
Al término de la Guerra de los Siete Años, en 1763, era imperativo atender a una audiencia cada vez mayor, por lo que la tan popular ópera buffa italiana pronto fue importada por Alemania y Austria. Después de la interrupción provocada por la guerra, en la década de 1760 se revivió la tradición del * Singspiel y obras como Erwin und Elmire y Claudine von Villa Bella de Goethe, con música de Reichardt, pudieron comprobar su arrastre popular. En los años siguientes a la Revolución francesa, los compositores alemanes fueron reemplazando gradualmente a los extranjeros en la mayoría de las ciudades principales. En Berlín, la tendencia conservadora de Federico el Grande, quien gobernó de 1740-1786, se reflejaba en su elección de compositores como los hermanos Graun, Hasse y los hermanos W. F. y C. P. E. Bach. La estabilidad vienesa lograda por la emperatriz María Teresa y su hijo José II trajo una prosperidad que permitió a muchos nobles mantener orquestas personales y conciertos frecuentes, a la vez que impulsó el florecimiento de la ópera tanto italiana como alemana. En las cortes alemanas menores, la sinfonía arraigó con tremendo entusiasmo y los hermanos Stamitz y sus contemporáneos compusieron cientos de ellas. Con el desarrollo del piano los conciertos para el instrumento se volvieron muy populares, en especial en conciertos públicos, para los que virtuosos como Mozart alquilaban salones y pagaban orquestas con la finalidad de atraer grandes audiencias a la presentación de sus nuevas obras.
Estas oportunidades de trabajo en la corte, a la par del pensamiento filosófico de la Ilustración, quizá contribuyeron a la decadencia de los Kantor protestantes y a la desaparición de los tiempos gloriosos de la música litúrgica de Lübeck y Hamburgo. A pesar de un periodo de austeridad en las ceremonias durante la década de 1780, se escribieron obras magníficas para la Iglesia católica romana, principalmente en el sur de Alemania y Austria. Tanto los hermanos Haydn como Mozart escribieron espléndidas misas con orquesta, solistas y coro( véase MISA, 4).
La Revolución francesa y las subsecuentes guerras napoleónicas terminaron por alejar la influencia extranjera dominante del movimiento alemán. Los ingresos de la nobleza se derrumbaron provocando una severa reducción de sus pensiones musicales, como lo demuestra el despido de Haydn de la corte Eszterháza. Las orquestas fueron sustituidas por cuartetos de cuerda y, al prescindir de los servicios del Kapellmeister asalariado, la nobleza simplemente comisionaba obras a compositores independientes. Las campañas napoleónicas que se internaban violentamente en Alemania alimentaron los sentimientos antifranceses e interrumpieron las relaciones con los estados italianos, lo que estimuló el trabajo de los músicos alemanes.
Si bien es cierto que los franceses concibieron en un principio los aspectos principales del pensamiento romántico – el enaltecimiento de la naturaleza, del hombre simple, del pueblo en oposición a la nobleza y de la figura heroica –, también es cierto que los alemanes se encargaron de desarrollarlo con mayor solidez( véase
ROMANTICISMO, EL). Hubo un resurgimiento del verso lírico, en particular en la obra de Goethe, que sirvió de inspiración a compositores como Beethoven y Schubert para la creación de un nuevo tipo de canción que, alejada de la tradición de la cantata italiana, seguía un estilo melódico simple con preponderancia del acompañamiento de piano( véase LIED). En esta época, el Singspiel era tratado con el mismo respeto que la ópera italiana. La primera interpretación de Die Zauberflöte de Mozart en el Theater auf der Wieden de Emanuel Shikaneder en 1791, en lugar de alguna casa de ópera cortesana, elevó el Singspiel al nuevo nivel de seriedad que Beethoven mantuvo en Fidelio.
5. 1815-1870 Con el Tratado de Viena de 1815, gran parte del norte de Italia quedó bajo dominio austriaco y, en lugar de los 300 estados alemanes de antes, quedaron sólo alrededor de 30, con el estado prusiano en ascenso. Muchos aristócratas pasaron a ser súbditos de otros nobles y comenzó la formación de una nueva clase media, reforzada por ricos industriales y comerciantes. Los gustos de esta sociedad de clase media se denominaron en ocasiones Biedermeier, denotando un arte costoso y más personal, en lugar de las extravagancias revolucionarias de