Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 51

55 Alemania
El virtuosismo de sus trompetistas era altamente valorado y la gran calidad que en general tenían sus ejecutantes de alientos se manifiesta en la gran popularidad que tienen en Alemania instrumentos menores de la familia de maderas de doble caña, como el oboe d’ amore y el oboe da caccia. Por último, en las ciudades se establecieron las universidades, que a menudo contaban con florecientes clubes musicales.
El prestigio de las grandes cortes, junto con la proliferación de las más pequeñas y el poder de las ciudades independientes, dieron impulso al gran periodo de la música alemana, aun cuando la influencia italiana siguiera fuertemente arraigada en las cortes del sur. La Guerra de los Treinta Años retrasó la introducción de la ópera; Dafne( 1627), ópera perdida de Schültz, aparece como un ejemplo aislado. Cuando se declaró la paz, compañías establecidas en Venecia y en el norte de Italia probaron fortuna en Innsbruck y Viena. Il pomo d’ oro( 1668) de Cesti marcó el comienzo de una fuerte tradición operística en Viena, donde la corte contrató tanto a Draghi como a Caldara y Fux. Sus óperas estaban en italiano y se comisionaba a poetas cortesanos como Apostolo Zeno y Pietro Metastasio para escribir libretos. Siguieron en turno Salzburgo, Dresde, Munich y Hanover, al grado que incluso la música litúrgica se apegaba al estilo italiano y se volvía más opulenta. Se usaban grandes conjuntos musicales para interpretar misas en el estilo policoral veneciano; una de ellas, escrita para una celebración especial en Salzburgo, requería no menos de 53 voces e instrumentos, distribuidos en ocho grupos.
La primera casa de ópera pública alemana abrió sus puertas en Hamburgo en 1678 con la escenificación de Adán y Eva, de Theile. A pesar de la costumbre de incluir arias en italiano en algunas obras, logró consolidarse una tradición operística alemana independiente con destacados compositores como Keiser, Telemann y Handel. Leipzig estableció su propia casa de ópera en mayo de 1693 con el estreno de Alceste de Nicolaus Strungk. Se produjeron más de 100 óperas entre 1693 y 1720 pero, puesto que la ópera no constituía una propuesta comercial sólida, sólo sobrevivió en las casas italianizadas de las grandes cortes. Las cortes menores destacaron por la excelencia de sus orquestas. A principios del siglo XVIII, el repertorio orquestal era italiano en su mayor parte y las obras de Corelli y Vivaldi gozaban de gran popularidad. Esta boga se incrementó con la visita de violinistas como Veracini, Locatelli y el propio Vivaldi, pero los que dominaron la escena fueron los violinistas alemanes. Con J. S. Bach, entre otros compositores, surgió una nueva escuela de compositores alemanes.
A partir de las décadas de 1670 y 1680 las cortes imitaron los modelos franceses además de los italianos. La única contribución alemana de esta época radica en la música para las grandes iglesias protestantes del norte de Alemania. El órgano siguió teniendo un papel protagónico y la espléndida música para el instrumento incluía toccatas virtuosas, fugas aprendidas y arreglos de melodías corales. Un largo linaje de organistas, desde Buxtehude en Lübeck, Pachelbel en Nuremberg y Viena, o Georg Böhm en Lüneburg, hasta J. S. Bach en Weimar, se encargaron de componer el repertorio esencial del organista. También existe un rico repertorio alemán de música para clavecín que en ocasiones refleja los gustos franceses( como sucede con las obras de Froberger y algunas suites de J. S. Bach), pero que por otra parte llega a ser de alta exigencia técnica para el intérprete, como El clave bien temperado de Bach. Estos compositores también escribieron música litúrgica extremadamente elaborada, con muy escasos elementos tomados de los modelos católicos, aunque el propio Bach admitió que su gran Misa en si menor sigue el modelo de la misa al estilo napolitano tan en boga( véase MISA, 3). La célebre Abendmusiken de Buxtehude impuso una moda por lo que podríamos denominar conciertos religiosos, en los que se interpretaban extensas cantatas. Esta moda, que eventualmente se incorporó al uso litúrgico, alcanzó su mejor momento en las cantatas compuestas por J. S. Bach para sus iglesias de Leipzig( véase CANTATA, 3). En oposición al estilo dramático de los oratorios, la liturgia vernácula y su centralización en la Biblia impulsaron también a la música litúrgica. La * Pasión, género que consistía esencialmente en la musicalización de alguna de las descripciones bíblicas de los acontecimientos en torno a la Crucifixión, reunió una serie de estilos musicales de una manera que sólo pudo darse en el contexto de la Alemania protestante.
4. 1750-1815 La riqueza de esta tradición local, junto con su capacidad de asimilación de elementos italianos y franceses, continuó durante los 65 años siguientes, no sin algunos cambios de énfasis y lugar. Varias guerras extendieron más aún el poder de los reyes prusianos de Berlín y de los emperadores habsburgos en Viena, pero otro grupo de estados comenzó a surgir como una tercera fuerza: Sajonia, Württemberg, Baviera y varios ducados de