educación 512
Si las escuelas y las universidades van a cimentar sus planes de estudios en las actividades más importantes de una cultura, entonces la música es evidentemente un candidato. Las verdaderas dificultades empiezan cuando nos preguntamos por qué se valora tanto la música. Si creyésemos, como Platón, que la importancia de la música se basa en su efecto moral y que se puede demostrar la influencia de la música en el carácter moral de las personas, incluso hasta un punto en el que una escala específica sustenta ciertas melodías, acabaríamos determinando que algunos modos son“ débiles” mientras que otros son aceptables. Una buena cantidad de música, incluyendo toda aquella que ha sido escrita dentro del marco de lo que llamamos la escala mayor, inmediatamente perdería su valor. Aun si este ejemplo suena muy exagerado, los últimos 100 años han sido testigo de formas parecidas de censura musical, como aquella impuesta en la Rusia stalinista( véase FORMALISMO; REA- LISMO SOCIALISTA), o por los únicos estilos aceptados en la China comunista y la difundida desaprobación, entre muchos músicos“ clásicos”, del jazz y la música popular a la que ha influenciado.
En cuanto a la enseñanza de la música dentro de las escuelas y las universidades, podemos detectar tres puntos de vista menos extremos. A veces éstos se hacen evidentes en afirmaciones públicas o por escrito pero en muchas otras ocasiones, yacen enterrados en la práctica y detrás de una multitud de decisiones curriculares, sin ser declarados o posiblemente sin ser ni siquiera reconocidos como parte del sistema de valores de las personas directamente involucradas. La más divulgada de estas tres posturas podría describirse como“ tradicional” o“ centrada en la materia”. A los alumnos se les considera en primer lugar como herederos de una cultura que ha venido creciendo a través de los años y ha sido añejada por el tiempo. Se considera que las escuelas y las universidades tienen un papel importante en este proceso de transmisión y los maestros son agentes decisivos en la selección de actividades y materiales. El maestro decide qué vale la pena, tomando en cuenta las expectativas de los padres de familia, la naturaleza de la institución en que trabaja y las restricciones impuestas por otras instancias tales como la comisión de evaluación. Muchos filósofos británicos de la educación han apoyado este punto de vista que reconoce ciertos aspectos del conocimiento con sus característicos procesos y criterios. Por ejemplo, las formas de conocimiento científico, matemático y filosófico implican distintos procedimientos e indicadores de verdad. La música pertenece al dominio del conocimiento estético y artístico, y la educación musical debe iniciar a los alumnos en las tradiciones musicales ya reconocidas.
Un rasgo importante de esta perspectiva en relación con los planes de estudio es que no existe controversia acerca de qué es lo que se debe aprender. Hay un compromiso muy claro con el valor de ciertas habilidades ya establecidas como tocar instrumentos, aprender a leer música y conocer piezas maestras de la música culta occidental: ópera, sinfonías, música sacra, etc. Un buen ejemplo es el trabajo de * Kodály y los amplios materiales que conforman su método coral. Este enfoque altamente estructurado y ordenado apunta en primer lugar hacia la formación de una habilidad musical a través del canto, especialmente el solfeo cantado, pero también abarca la iniciación de los alumnos en la música folclórica( de la tradición húngara) y en los diferentes aspectos de la música instrumental y coral occidental. En el ambiente menos riguroso de muchos de los salones de música británicos, los maestros sienten que los alumnos deberían de acercarse por lo menos a algunos ejemplos de“ buena” música, tener nociones acerca de la escritura musical, ser capaces de diferenciar los instrumentos más comunes y saber algo sobre los compositores importantes y sus obras. Siempre que sea posible, se procura que los niños empiecen a tocar un instrumento, con lo cual, se piensa, tendrán acceso directo a la tradición musical establecida.
Otra característica de este enfoque en la educación musical es el énfasis que pone en hacer pruebas y evaluaciones. De todas las artes, ninguna es sometida a examen con más rigor y frecuencia que la música. La música no solamente viene incluida dentro del sistema de exámenes de matriculación, también existen sistemas independientes para examinar la ejecución vocal e instrumental que están muy extendidos en el mundo angloparlante y en otras partes del mundo, desde Gran Bretaña hasta Australia. Este sistema de exámenes ensalza de forma manifiesta las virtudes tradicionales. El repertorio, que hasta muy recientemente ha consistido en la música culta occidental, se ejecuta con instrumentos tradicionalmente importantes y la destreza en la lectura musical convencional se pone a prueba bajo el título de“ teoría”.
Otra inquietud común para aquellos que están consagrados a esta visión“ tradicional” o“ centrada en la materia” es identificar el potencial musical en los jóvenes para fomentarlo y desarrollarlo a través de actividades musicales más concretas, muchas veces en escuelas