Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 503

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Historical Series, & Sets & Monuments of Music: A Bibliography( Berkeley, CA, 1997). ediciones musicales. La edición de música es su preparación para la publicación, interpretación y estudio usualmente por una persona que no es el compositor. Las ediciones satisfacen dos necesidades: estudiantes, académicos y melómanos requieren consultar partituras calificadas, y los ejecutantes necesitan materiales confiables para la interpretación. Estas dos direcciones no son incompatibles y un cierto número de buenas ediciones, particularmente aquellas publicadas a partir de la segunda Guerra Mundial, han logrado satisfacer ambas. Más aún, el creciente entusiasmo por el cultivo de la música antigua, cuya notación original dista mucho de ser familiar para muchos músicos prácticos, ha estimulado la necesidad de ediciones claras, prácticas y actualizadas.
Un editor tiene varias tareas específicas. Debe recolectar las fuentes de la obra en cuestión, evaluarlas y compararlas para crear una versión que refleje, de la manera más cercana, las intenciones del compositor. Las diferentes versiones deben ser enlistadas y descritas. La versión comparada se transcribe entonces a notación moderna, indicando cualquier cambio o adición editorial a los materiales originales. El editor también puede incluir sugerencias para la ornamentación, realización del bajo continuo y signos de acentuación, así como añadir barras de compás a la música anterior a 1600 y cambiar claves obsoletas por otras modernas. Él o ella debe también destacar el texto haciendo transposiciones( si se sabe que la altura en uso en tiempos pasados es otra diferente de la actual).
La musicología puede jactarse de una ilustre historia del ejercicio editorial. A partir de la formación de la Bach-Gesellschaft en 1850, cuya tarea fue producir la edición completa de la música de J. S. Bach, los musicólogos han producido un vasto conjunto de notables ediciones( véase EDICIONES HISTÓRICAS Y CRÍTICAS). En gran medida, esta empresa ha sido impulsada por la verdadera necesidad de hacer la música accesible. Pero otro motivo, igualmente poderoso, fue la creación de un canon, un núcleo central de repertorio, conteniendo textos que llevaran el mismo peso filológico que sus émulos en la historia de la literatura y de la política. Gracias a los proveedores de la joven disciplina académica de la música, estas ediciones constituyen una consolidación del lugar de la musicología en el mundo de la academia. Incluso sus presentaciones, en imponentes volúmenes de papel, reflejan la seriedad de su intento.
Los logros de estos esfuerzos iniciales conducen a tres desarrollos ulteriores en la edición académica de música. La primera fue la producción de ediciones con el sello“ Urtext”, para distinguirlas de las ediciones interpretativas o para la ejecución. Los académicos se han quejado de que, en estas últimas, las numerosas instrucciones añadidas para la ejecución( a menudo preparadas por ejecutantes famosos) oscurecen la notación original y que, debido al débil esfuerzo por diferenciar los signos editoriales de los originales de la fuente, los usuarios de dichas ediciones no cuentan con recursos para distinguirlos. A pesar de que en el ámbito académico las“ ediciones interpretativas” están ahora ampliamente desacreditadas, la concepción original fue honorable: proveer de textos que permitieran a la notación del compositor hablar por sí misma. De cualquier manera, incluso los más devotos exponentes del concepto saben que la intervención editorial es inevitable.
A medida que la investigación, que fue posible en gran medida gracias a la primera ola de ediciones académicas, contribuyó a un conocimiento más profundo de los repertorios y sus fuentes, se necesitan nuevas ediciones que reflejen los últimos avances. Estas últimas ediciones presentan refinamientos sustanciales en virtualmente todos los aspectos: los editores fueron exhortados a deshacerse de algunas purezas filológicas de sus textos( claves antiguas, por ejemplo) para hacer las ediciones más accesibles a los ejecutantes.
Lejos de ser simplemente la reconstrucción mecánica de intenciones compositivas, finales o no, la edición requiere el compromiso crítico del editor. Es una actividad interpretativa y, por tanto, no puede pretender ser una ciencia exacta o producir un documento definitivo. Dos editores jamás editarán la misma pieza exactamente de la misma manera. Más aún, cada pieza musical es creada en una combinación única de circunstancias culturales, sociales, históricas y económicas. El conocimiento de esas circunstancias, y en consecuencia el de la singularidad de cada producto creativo, afecta la concepción de todos los proyectos editoriales: cada pieza, fuente y edición es, pues, un caso especial. El corolario de esto es que diferentes repertorios requieren diferentes métodos editoriales, incluso cada edición necesita un enfoque particular. Cada proyecto genera el procedimiento editorial que mejor representa el compromiso crítico del editor con el tema de la edición y sus fuentes.
Un principio de edición surge de la rica tradición de crítica textual en el campo de la filología. Cada decisión