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contra en los cánones emitidos por los primeros concilios eclesiásticos, sugieren el arraigo que tenía en el gusto de la propia clerecía. Este interés del clero en la música secular se manifestó en el repertorio de los poetas eruditos( vagantes y goliardos) del siglo X al XIII, quienes escribieron en latín y ocasionalmente sobre temas serios, pero el elogio de la naturaleza y del amor erótico fueron temas igualmente prominentes. Poesía similar floreció también al interior de los claustros. Las melodías de algunos de estos poemas se plasmaron por escrito pero, como ya se ha dicho, la notación de estas inspiraciones fugaces es tentadoramente imprecisa, incluso ya entrado el siglo XIII, como es el caso del celebrado manuscrito conocido en la actualidad como Carmina burana. El rescate de algunas melodías de este manuscrito fue posible gracias a que fueron arregladas en polifonía legible( con textos distintos), sin embargo, muchas otras fueron condenadas a su pronta extinción.
Las canciones de los * trobadours( trovadores) y los * trouvères( troveros) corrieron con mejor suerte. Los trovadores remontaron los orígenes de su arte a Guillermo( William) VII, conde de Poitou, y IX, duque de Aquitania( 1071-1126) de quien sólo se conservan unos cuantos poemas y un fragmento melódico. Sus canciones y las de sus sucesores fueron escritas en la lengua de Occitania, idioma del sur de Francia derivado del latín, mientras que los troveros utilizaron algunas formas del francés antiguo. Si bien estos poemas líricos se escribieron para ser cantados, denotan una sólida inventiva literaria, en especial los de los trovadores, de quienes únicamente una pequeña parte de su poesía ha sobrevivido con música. De cualquier modo, la música por lo general se escribió mucho tiempo después que la poesía, sobre todo en los manuscritos del norte de Francia, por lo que no hay garantía de que sean las verdaderas melodías con que los poemas se cantaron originalmente. El repertorio del norte de Francia se apega más a las melodías que han sobrevivido, cuando menos cronológicamente. Existen suficientes elementos para confiar en la autenticidad de las melodías de los troveros, aun cuando su interpretación rítmica siga siendo motivo de controversia.
Estos poetas y cantantes, como sus contrapartes eclesiásticas, dependieron también del patronazgo. Hubo magnates de la época con la espiritualidad suficiente como para contratar sus propios cantantes, pero sin duda un nombre gentil no siempre era garantía de esencia espiritual; incluso los tropos de amor para doncellas inalcanzables a menudo tuvieron implicaciones financieras. Los poetas no necesariamente componían o cantaban sus propias canciones, aunque algunos fueron músicos errantes que vagaban de una corte a otra en busca de trabajo, como el“ trouvère” Colin Muset. En 1209, los poetas del sur de Francia sufrieron un fuerte revés con la cruzada albigeniense contra los cátaros, cuya continuación fue impulsada por las ambiciones políticas del norte de Francia. Muchos trovadores prefirieron emigrar a regiones vecinas como Cataluña y el norte de Italia y, a pesar de todo, su arte siguió floreciendo incluso en el sur de Francia, y se convirtió en un tema de disgresiones teóricas y formales en el siglo XIV.
La influencia de los trovadores no sólo se propagó por el norte de Francia sino también en Alemania con los * Minnesinger, quienes adoptaron el espíritu del fin’ amor( amor refinado) y desarrollaron su propia forma refinada de expresión literaria alemana. La mayor parte de su música fue escrita aún más tarde que la de los trovadores y troveros, y no sobrevivieron melodías de los primeros poetas alemanes. En Inglaterra arraigó también la expresión artística del norte de Francia y sobreviven unos cuantos poemas, tanto en francés como en inglés, junto con sus melodías.
A la par de este relativamente sofisticado repertorio de canción coexistió otro mucho más mundano que en la actualidad, se conoce principalmente por el uso de sus formas y melodías en contextos más refinados. Los compositores serios comenzaron también a abordar polifónicamente la canción secular, abarcando desde los sencillos arreglos de la poesía casi popular de Adam de la Halle( cuya fecha de muerte se calcula alrededor de 1300) hasta culminar con las complejas estructuras de Guillaume de Machaut( c. 1300- 1377). Pero un siglo antes de Adam, el conductus ya había utilizado en ocasiones textos seculares en su totalidad, mientras que el motete, generalmente basado en fragmentos de canto llano litúrgico en la voz tenor y diferentes textos en las partes superiores, solía ser más secular que sacro o, cuando menos, parcialmente. El propio Machaut compuso motetes sacros y seculares y su destreza polifónica fue un factor importante en el desarrollo medieval posterior de la canción secular con música elaborada.
Gran parte de la cultura musical de la Edad Media está destinada a permanecer oculta por su carácter principalmente improvisatorio. En la Iglesia, la improvisación generalmente partía de una melodía ya existente y se desarrollaron métodos muy sofisticados para hacer posible la participación de tres o más cantantes. Asimismo, la música para órgano fue más comúnmente improvisada que escrita. Los métodos utilizados por los músicos seculares,