Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 280

285 canto llano
1. Su historia hasta el siglo VIII Si bien el canto parece haber formado parte del rito cristiano desde el tiempo de los apóstoles, se sabe relativamente poco de su uso anterior al siglo IV. La interpretación de los registros antiguos se complica por el uso indistinto de los términos“ salmo”,“ himno” y“ canto”. No obstante, en el Nuevo Testamento se citan los textos de algunos himnos antiguos y otros han sobrevivido en colecciones como las Odas de Salomón, que datan del siglo II en Alejandría.
Con la legalización del cristianismo bajo el emperador Constantino I( Edicto de Milán, 313), la Iglesia contaba con el apoyo del Estado, su rito era público y su congregación muy numerosa. La mayoría de los himnos antiguos no bíblicos – con notables excepciones como el * Gloria in excelsis y el himno de la tarde Phos hilaron – no escaparon al proceso de consolidación doctrinal que condujo también a la adopción de un canon con escrituras cristianas. En su lugar se adoptó la entonación de salmos bíblicos poco antes impulsada y divulgada por el monasticismo egipcio. La regla era la interpretación sin acompañamiento, respaldada con intensas polémicas y una legislación canónica contrarias a las tradiciones paganas de la música instrumental.
El siglo IV atestiguó también el surgimiento de“ ritos” o usos litúrgicos regionales, urbanos y monásticos, con la incorporación de diversos tipos de oraciones diarias comunes( la“ Liturgia de las Horas”, también llamada“ Oficio Divino”) y de la Eucaristía dominical. La rápida multiplicación de los días religiosos festivos tuvo como resultado la formación de ciclos anuales de adoración sobrepuestos a los ciclos diarios y semanales existentes, desarrollos que se complementaron musicalmente con la creación de repertorios de canto llano locales sobre textos fijos( el“ Ordinario” de la misa) y variables( el“ Propio” de la misa). En algunas regiones se incluyeron nuevos himnos compuestos por figuras como san Ambrosio( c. 339-397), san Efrén el Sirio( c. 306-373), san Romanos( m c. 560) y san Sofronio( c. 560-638).
La diversificación litúrgica se contrarrestó con el préstamo frecuente entre los diferentes ritos. Los monjes cenobíticos crearon ritos mixtos que combinaban salmodias urbanas y monásticas, incluyendo el Oficio Divino establecido por san Benedicto( c. 480-c. 547), procedimiento imitado posteriormente en todo el occidente latino.
2. Los siglos VIII y IX Los intentos serios de recuperación política luego del colapso del imperio romano de occidente se manifestaron durante los reinados de Pipino, rey de los francos a partir de 751, y Carlomagno( 771-814). Bajo estos reinados hubo un intento deliberado de igualar el rito de la Iglesia en las tierras francas con el de Roma. Carlomagno tal vez veía en las formas comunes de adoración un recurso para la unificación de su vasto imperio; más aún, se veía a sí mismo como el señalado por la divinidad para gobernar a un pueblo elegido cuyas costumbres litúrgicas debían acercarse lo más posible al ideal representado por el rito papal. En este tiempo surgieron relatos sobre la incapacidad de los cantantes francos para dominar las sutilezas del canto romano y los maestros cantores romanos, que recelosos de compartir sus destrezas especiales y su repertorio, confundían intencionalmente a sus discípulos.
De todo esto se desprende un asunto de vital importancia: ¿ cuál fue exactamente el canto importado de Roma en esta época? Los manuscritos propiamente romanos anteriores al siglo XIII que han sobrevivido muestran en conjunto un repertorio más arcaico – de ahí su denominación común de canto romano“ antiguo”– bastante distinto del preservado en los manuscritos francos, en la actualidad llamado“ gregoriano”. Estas diferencias quizá sean el resultado inevitable del intento de importar, aprender y eventualmente clasificar un repertorio que seguía siendo oral y no escrito. La situación es más complicada aún, pues el canto romano antiguo al parecer no fue escrito sino hasta el siglo XI y gran parte de los detalles superficiales del mismo, tal y como lo conocemos en la actualidad, probablemente no corresponda a lo que era a finales del siglo VIII. Entre otras cosas, la evidencia claramente indica que el repertorio gregoriano influyó en algunos aspectos del canto romano antiguo. Lo mismo ocurrió con el repertorio ambrosiano de Milán, cuyas fuentes que han sobrevivido corresponden por igual a periodos tardíos( del siglo XII en adelante).
Metz fue la ciudad franca que estableció el modelo musical para otras iglesias a finales del siglo VIII y comienzos del IX. Desafortunadamente, todos sus libros de canto se han perdido. Los manuscritos existentes, de finales del siglo IX en adelante, pertenecen a muchas regiones de Europa: Aquitania y Bretaña, Champaña y Picardía, St Gallen y Winchester; tienen diferentes estilos de notación y ocasionalmente difieren en pequeños detalles melódicos, de manera que es imposible precisar si todos descienden de ejemplos comunes o si los cantores de diferentes iglesias escribieron los cantos siguiendo una tradición oral común.