cámara, música de 262
más allá del interés académico, siendo la música para ensamble de Bortnianski, por ejemplo, más notable por su rareza que por algún mérito artístico o por la originalidad de su escritura instrumental. Los cuartetos de Chaikovski y Borodin, compuestos en las décadas de 1870 y 1880, fueron los primeros cuartetos rusos en asegurar un lugar en el repertorio; en la década de 1890 Taneiev comenzó a explotar sus habilidades contrapuntísticas en su propio grupo de cuartetos.
La música para ensambles distintos del cuarteto prosperó todavía menos en Rusia. Rimski-Korsakov reconoció que su Quinteto para piano y alientos, atractivo como es, no lo representaba cabalmente, aunque el piano resaltaba de manera prominente( y con una escritura más idiomática que la que Rimski podía lograr) en varias obras rusas importantes notablemente en el Trío con piano de Nikolai Rubinstein, el Trío para piano de Chaikovski( escrito en memoria de Rubinstein) y el segundo Trio élégiaque de Rajmaninov( escrito en memoria de Chaikovski). Aleksandr Gol’ denveizer extendió la cadena escribiendo un trío en memoria de Rajmaninov y el género fue elegido más tarde como vehículo luctuoso por Shostakovich, cuyo Trío con piano op. 67 estuvo dedicado a la memoria de su amigo Ivan Sollertinski.
Después de la Guerra Franco-Prusiana de 1870, la música de cámara tuvo un florecimiento sustancial en Francia. La Société Nationale de Musique fue fundada en 1871 para incentivar las creaciones de los jóvenes compositores franceses. Los resultados incluyeron el Septeto para trompeta, cuerdas y piano de Saint-Saëns, así como obras de Fauré, cuya producción de cámara comprende dos sonatas para violín y dos cuartetos con piano, con melodías claramente líricas y una elegante escritura para el piano. Franck estuvo más influido por los métodos lisztianos de transformación temática, como lo muestra en su Quinteto con piano, mientras que su Sonata para violín( también arreglada para violonchelo y para flauta) es una de las más interesantes y satisfactorias para ambos intérpretes. Surgió un grupo de compositores que escribieron buena música de cámara: Chausson, Lekeu, Florent Schmitt y Debussy, cuyo temprano Cuarteto de cuerdas( 1893) estuvo fuertemente influido por Franck.
DA / CBA
El siglo XX El crecimiento de la orquesta en tamaño e importancia durante el Romanticismo tardío dejó poco espacio para la música de cámara, y es notable que Mahler y Strauss, por ejemplo, no contribuyeron al género con casi nada de importancia. No obstante, el cambio de siglo atestiguó también los inicios de una restauración, por varias razones. En primer lugar, la música de cámara parecía haberse convertido en receptora de los pensamientos más profundos del compositor: ésta era una visión implícita en las obras tardías de Beethoven y Brahms, apoyada por Reger y vigorosamente promovida por Schoenberg en su trabajo creativo y en su enseñanza. En segundo lugar, los compositores se acercaron a la música de cámara como un medio económico y disciplinado cuando, después de la primera Guerra Mundial, hubo una reacción en contra de la autocomplacencia del Romanticismo tardío. Y en tercer lugar, el surgimiento de cuartetos profesionales permanentes – muchos de los cuales lograron reputaciones internacionales – estimuló nuevas contribuciones a su medio, aunque a costa del músico amateur; Hindemith y algunos otros compusieron obras expresamente para uso doméstico, pero en general la música de cámara del siglo XX fue un campo para el ensamble virtuoso. Por ejemplo, el Cuarteto Kolisch, en las décadas de 1920 y 1930, fue capaz de ofrecer el estreno de obras de Schoenberg( Tercer y Cuarto cuartetos), Bartók( Quinto y Sexto cuartetos), Berg( Suite lírica) y Webern( Cuarteto de cuerdas op. 28), piezas cuya ejecución muy pocos amateur podían abordar.
Casi al mismo tiempo, las innovaciones en la grabación y difusión del sonido llevaron a la música de cámara de vuelta al ámbito doméstico, a un público potencialmente mayor que nunca antes, y muchos entusiastas llegaron a conocer un amplio repertorio de cámara a través de audiciones en sus casas. La música de cámara siguió siendo interpretada en privado a lo largo del siglo para el placer social e intelectual por un pequeño sector de la sociedad, pero sólo los intérpretes más preparados( como, por ejemplo, los ejecutantes con preparación de conservatorio) podían intentar tocar la mayoría de las obras del siglo XX.
Parte de la razón de la dificultad de este repertorio se encontraba en los nuevos recursos que exigía – sul ponticello, armónicos, varias clases de pizzicato – todos libremente utilizados por Schoenberg y sus alumnos en sus cuartetos de alrededor de 1910( véase especialmente las minúsculas Bagatelas, 1913, de Webern) y desarrollados por Bartók. Pero los compositores introdujeron también otros elementos que alejaron a sus cuartetos de la esfera de la competencia amateur: la resistencia y la concentración requerida de los cuatro ejecutantes en el inmenso movimiento único