193 bibliografía
lidad y utilidad de todos los materiales. La compilación de una bibliografía vasta en el tema más pequeño se ha vuelto cada vez más complicada y las bibliografías selectas como las del Grove, en las cuales los compiladores tratan de citar sólo los escritos más significativos sobre un tema, adquieren un valor mayor. Las bibliografías comentadas son preciosas por la misma razón: permiten a los usuarios, especialmente a los principiantes en un tema, discriminar lo que leen.
3. Bibliografía descriptiva Mientras que la bibliografía de referencia, en su máxima expresión, enlista y evalúa los contenidos de ítems particulares, la bibliografía descriptiva se ocupa más bien de los objetos físicos que sostienen la información: en el caso de la música, éste será por lo regular un libro o una partitura, impresa o en manuscrito. No es, por lo tanto, una disciplina fundamentalmente evaluadora, con excepción en lo que se refiere al eventual establecimiento de un orden de excelencia de editores, escribanos o grabadores, fabricantes de papel o encuadernadores en particular. Los bibliógrafos a menudo están interesados en la historia o en los aspectos económicos de la empresa editorial( el desarrollo de la tecnología de impresión, la fundación y la desaparición de editores particulares, etc.), en la producción de libros y, en particular en el caso de artículos más viejos, en establecer la singularidad o alguna otra característica particular de una copia específica de un tema. Como consecuencia, se han desarrollado varias convenciones para la bibliografía descriptiva con el fin primordial de permitir que la descripción precisa de un ítem se pueda efectuar lo más brevemente posible, y permitir la comparación entre copias aparentemente idénticas de una obra específica.
El bibliógrafo descriptivo normalmente describirá la portada de un libro o de una edición musical, incluyendo tales elementos como los bordes impresos y otros recursos decorativos, tipografía y contenido. Anotará las medidas y detalles, tales como si la altura excede el ancho y si tiene un formato pequeño o grande. Palabras como“ folio”,“ en cuarto” y“ en octavo” se usan a menudo como forma abreviada para este propósito, aunque en realidad describen el número de veces que una hoja de papel de tamaño estándar ha sido doblada para formar el ítem en cuestión, en lugar de dar las dimensiones precisas. El número de páginas en un libro cosido puede indicar cómo fue ensamblado. La filigrana es información que puede ayudar a identificar el lugar y la fecha de producción. Un dispositivo del impresor, o“ colofón”, que consiste ya sea en puro texto, una ilustración única o ambos, puede aparecer al principio o al final; incluso detalles tales como las guardas( los pedazos de papel duro, a menudo decorados, que se pegan directamente a la portada y a la contraportada de un ítem) pueden ser dignos de tomarse en cuenta. El encuadernado puede ser tremendamente significativo, especialmente si es original y particularmente cuando un cliente específico compró un volumen en páginas sueltas y lo mandó encuadernar de acuerdo con sus propias especificaciones. Estas cubiertas pueden incluir el escudo de armas del comprador o algún otro emblema único: dichos libros o ediciones musicales son conocidos como copias“ asociación”, término que también se usa donde, por ejemplo, un dueño ha firmado la portada de un libro o ha insertado su ex libris en él.
La asignación de una fecha a un manuscrito en particular es un asunto que afecta por igual a todas las disciplinas académicas, pero para la música impresa la falta de fechas de publicaciones en partituras, especialmente del siglo XVIII en adelante, genera problemas particulares. Los bibliógrafos descriptivos de música pasan mucho tiempo tratando de fechar la edición de una obra en relación con otra. El proceso puede ser facilitado por la costumbre de muchos editores, del siglo XVIII al XX, de usar números de placa por medio de los cuales una composición específica fue impresa a partir de placas grabadas o litográficas que tenían un número( o una combinación de números y letras), para permitir al editor identificar esa composición almacenando las placas por número en una bodega hasta el día en que puedan requerirse para una reimpresión. Estienne * Roger de Ámsterdam probablemente fue el primero en usar este sistema, aproximadamente desde 1712-1713.
Los números de placa son sólo una de las formas de evidencia bibliográfica que puede ayudar a establecer la fecha de publicación de un ítem. El uso de cierto tipo de fuentes tipográficas decorativas o la aparición de un precio en alguna moneda que se sabe que se volvió obsoleta después de cierta fecha, son sólo otros dos ejemplos. La designación de“ fallecido” para un autor o compositor en la portada, brindará un terminus ante quem o una fecha antes de la cual no puede haber ocurrido dicha publicación. Los nombres y direcciones de los editores también cambian con el tiempo – las asociaciones se crean y se disuelven, se consiguen nuevos locales – y los bibliógrafos musicales han invertido un gran esfuerzo en rastrear dichos cambios, pues son útiles también en el proceso bibliográfico. De esta manera,