Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 155

Barroco, El 160
impulsando la enfática expresión de los afectos, llevó al surgimiento del oratorio, tanto vernáculo como en latín. La ópera, cuya historia comenzó con el Barroco, es su contraparte secular.
Todas estas tendencias fueron italianas y, hasta sus últimas décadas, el Barroco fue un periodo de hegemonía musical italiana. La monodia surgió del pensamiento de los académicos y humanistas florentinos. Fue en Florencia donde se produjeron las primeras óperas, en 1598( la Euridice de Peri) y en 1600, en Roma se produjo el primer oratorio en 1600( la Rappresentatione di Anima, et di Corpo de Cavalieri) y en Venecia fue que se abrió el primer teatro público de ópera, en 1637. La música para escena siguió floreciendo, especialmente en Venecia( donde trabajaban Cavalli y Stradella), Roma( los oratorios de Carissimi y Stradella) y Nápoles( Alessandro Scarlatti fue una figura dominante durante 40 años en estas dos últimas ciudades, tanto en oratorio como en ópera.) Las primeras sonatas compuestas para ensamble y violín son de Giovanni Gabrieli, Merula, Salamone Rossi, Castello y Marini, y fue en las obras de Corelli que el trío sonata llegó a su forma clásica. El concierto instrumental se desarrolló inicialmente en Bolonia, con compositores como Cazzati y Torelli, y en Roma, con Corelli, pero su máxima realización en el Barroco se dio en Venecia con la música de Albinoni, los Marcello y, en particular, Vivaldi. Los primeros fabricantes sobresalientes de violines cuyo potencial para la vitalidad rítmica los distinguía en el Barroco de las violas da gamba, que eran las preferidas del Renacimiento, trabajaron en Verona, Brescia, Venecia y Cremona.
Este papel medular de Italia en el desarrollo musical europeo fue ampliamente reconocido al norte de los Alpes. Los músicos italianos viajaban a trabajar a las cortes en toda Europa y los músicos nórdicos iban a Italia regularmente para aprender y para absorber el pensamiento musical más reciente. La ópera italiana era el clásico entretenimiento cortesano en toda Europa, no sólo en los países de habla alemana, Bohemia y Polonia sino también en Inglaterra, los países nórdicos y Rusia; solamente Francia se mantuvo aparte, lo cual trajo consigo mucha controversia local. Richelieu trató infructuosamente de introducir la ópera italiana con una representación del Orfeo de Luigi Rossi en 1647 y Cavalli produjo una ópera festiva, Ercole amante, en 1662. Sin embargo, el hombre que creó el estilo operístico de distintivo sello francés fue un florentino, Lully, quien forjó una ópera en lengua francesa basándose en las tradiciones de la declamación teatral francesa e incorporando espléndidos espectáculos y danzas; estableció una posición monopólica que eliminó toda competencia.
Después de su muerte, en 1687, las tradiciones continuaron, a pesar de que se dieron violentas guerras de panfletos entre los defensores de la ópera italiana y los de la francesa, y posteriormente entre los“ lullistas” y los que apoyaban a Rameau cuyas óperas de gran riqueza inventiva tuvieron un fuerte impacto en el segundo cuarto del siglo XVIII. Apareció una nueva forma, la opéra-ballet – fundamentalmente una colección de divertissements – como reacción a la tragédie“ lulliana”, que floreció particularmente durante la Regencia; la opéra-comique, con diálogos hablados, surgió posteriormente del teatro musical popular y paródico de las ferias de París. En la música instrumental, los franceses llegaron muy tarde a la sonata abstracta( los primeros ejemplos que pueden considerarse como tales son las trío sonatas de Couperin de fines de la década de 1690), pues prefirieron la suite de danza o la pièce de viole, como la había cultivado Marais; sus compositores para teclado favorecieron la suite de danza y la pieza de carácter. La forma eclesiástica principal fue el grand motet, grupo de salmos extendidos diseñado para las capillas reales, cuyos mejores ejemplos son los de Lalande y Charpentier; este último, que fue uno de los compositores franceses educados en Italia, también escribió oratorios y otras obras dramáticas.
Debido a sus fuertes lazos políticos y dinásticos con Italia, Austria fue particularmente italofílica. Fernando II trajo músicos italianos a su corte en 1619. Las monodias y los motetes concertados eran comunes en Austria en las primeras décadas del siglo, y ya había ópera en Salzburgo desde 1614 y en Viena desde 1630. A lo largo de muchos años, los italianos ocuparon varios de los puestos principales en la corte imperial en Viena. La ejecución inmensamente grandiosa de Il pomo d’ oro de Cesti en 1688 para el casamiento de Leopoldo I, fue un hito en la historia operística de Austria. Las contribuciones principales de los austriacos de nacimiento se dieron en la música instrumental: entre los compositores importantes destacan Schmelzer, el primer Kapellmeister( 1679-1680) nativo de la corte; Biber, un virtuoso del violín que compuso sonatas virtuosas( algunas de ellas programáticas) para su propio instrumento y para ensamble, así como, probablemente, la misa en 53 partes en estilo romano que se presentó en la catedral de Salzburgo en 1682; Georg Muffat, quien trabajó allí y en Passau, estudió y compuso tanto en el estilo italiano como en el francés y publicó debates sobre asuntos de ejecución.