Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 154

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romana del siglo XVII, es un producto capital del pensamiento contrarreformista: saturar las emociones del oyente con la grandeza y la magnificencia de la música de la misma forma en que las grandes catedrales de la época lo hacían con su sólida arquitectura( muchas en Italia, pero también en otras partes, como en Salzburgo y St Paul’ s en Londres).
Un rasgo fundamental de la música barroca, comparada con la de etapas anteriores, es el papel del bajo, vocal o instrumental, como la voz predominante de la armonía. En la polifonía renacentista, la voz del bajo por lo general tiene la misma textura musical que las voces superiores; en la música barroca temprana, el nuevo sentido de la armonía, y especialmente el sentido creciente de la tonalidad, determinó que la línea del bajo debía moverse en ciertas series de progresiones que ayudaron a establecer la estructura tonal de la música y la forma armónica de sus frases( los patrones rítmicos comunes de la música para danza, con su necesidad de cadencias regulares, jugó un papel considerable en este desarrollo). Con el fin de amoldarse y apoyar una línea vocal expresiva, frecuentemente tenía un movimiento muy lento o estático, especialmente en la monodia, donde sostenía una línea vocal expresiva. El concepto de“ melodía y bajo” se remonta esencialmente al principio del Barroco. De esa época data el surgimiento de la canción con acompañamiento, y también la línea instrumental con acompañamiento, como en la nueva sonata. En el ámbito vocal esto comenzó con la monodia florentina, la línea vocal de la melodía basada en acentuaciones de inflexiones y ritmos de voz( supuestamente siguiendo los patrones de declamación de la tragedia clásica griega), la cual con el tiempo llevaría al desarrollo del recitativo y el aria( componentes esenciales de la ópera, el oratorio, la cantata y muchos otros géneros). Lo mismo se aplica, por ejemplo, al air de cour francés y a la lute-song inglesa, entre otros. Esta fue la época en que las variaciones sobre un bajo base, en las cuales las progresiones del bajo regían la estructura, se convirtieron en una pauta común para la composición.
Esta polaridad de la línea melódica y el bajo – o a menudo de un par de líneas superiores iguales y el bajo – es un aspecto distintivo de la música barroca. También lo es la forma de acompañamiento que se desarrolló con el fin de ajustarse a este nuevo estilo y a su trasfondo armónico: el continuo. La palabra“ acompañamiento” no puede aplicarse a la polifonía renacentista y es de las evoluciones más significativas del Barroco temprano: el surgimiento del concepto de acompañamiento desde una línea del bajo, con acordes agregados. El intérprete del continuo, por lo general en el clavecín, el órgano, a veces en la viola da gamba, o en algún instrumento punteado como el laúd o la tiorba, tocaba desde una línea de bajo, agregando armonía suplementaria, en ocasiones( y cada vez más al cabo de los años) con cifras que indicaban qué acordes debían tocarse, configurando así el soporte armónico esencial de la música. A menudo el intérprete de cuerdas del continuo era apoyado a su vez por un intérprete de una línea de apoyo, como la viola de bajo, el violonchelo, el violone o el fagot, para las partes principales, el bajo y la melodía, con lo que su interdependencia se volvía más evidente para el oyente. El continuo está presente prácticamente en toda la música del Barroco y su uso siguió hasta la época clásica; incluso a fines del siglo XIX, aún se escribían y se tocaban acompañamientos de bajo cifrado( por ejemplo en obras de Bruckner).
La novedad de este estilo fue reconocida en su época y algunos músicos más conservadores la deploraron: la discusión se dio en los primeros años del siglo XVII entre el teórico Artusi y Monteverdi quien describía la vieja práctica como * prima pratica( la cual admitía que era apta para ciertos tipos de música, principalmente sacra) y la nueva como seconda pratica. El hermano de Monteverdi, el teórico Giulio Cesare Monteverdi, se refirió a la prioridad que se otorgó a la“ armonía”( refiriéndose a la progresión fluida de la escritura de partes) en la prima pratica y a la expresión del texto a través de la melodía en la seconda. Otras personalidades, especialmente Giulio Caccini, se refirieron al nuevo estilo simplemente como la“ nuove musiche”( usando el término del título de su publicación de un libro de monodias). Las monodias de Caccini incluyen ornamentación musical elaborada, creada para realzar su expresividad y al mismo tiempo exhibir el virtuosismo del cantante, con trinos y muchos otros tipos de escritura decorativa: a menudo se identifican la ornamentación y la variación como rasgos distintivos del Barroco, tanto en música como en las artes visuales, aunque este punto de vista en cierto sentido peca de excesiva simplificación.
Estos desarrollos musicales no estuvieron aislados de otros cambios que tuvieron lugar en los siglos XVI y XVII, en las esferas política, económica, social, intelectual y religiosa, además de en las artes. La Contrarreforma, con sus preceptos sobre las prioridades en la música de la iglesia – que las palabras no debían oscurecerse con el tejido de las líneas polifónicas – y su promoción del fervor religioso,