Teoría Diccionario Oxford De La Música A - K | Page 143

ballet y danza teatral 148
en 1948, hoy día una de las más grandes compañías de Ballet. Balanchine fue una figura de gran impacto, cuya preferencia eran los ballets no literarios o sin trama, que explotaban el movimiento solo o múltiple en patrones relacionados íntimamente con la partitura. Su impacto ayudó a interesar a los compositores estadunidenses en el género. Entre los primeros productos estuvieron Billy the Kid( 1938) de Aaron Copland para Eugene Loring y Rodeo( 1942) para Agnes de Mille.
4. Ballet en la URSS: 1917-1991 Durante todo el periodo comunista en Rusia, el ballet estuvo dominado por dos compañías: el Bol’ shoi, con base en Moscú, y el Kirov( antes el Mariinski, semillero de los bailarines de los Ballet Rusos originales) en Leningrado. Como soporte principal de los Teatros Imperiales, el ballet fue rechazado casi por completo por los soviets, pero fue indultado por el primer comisario soviético para la educación, Anatoli Lunacharski, quien lo consideraba un bien nacional; esto trajo como resultado una compañía permanente de danza folclórica o clásica, o ambas, en cada una de las repúblicas confederadas.
La adopción soviética del * realismo socialista en el arte se aplicó tanto al ballet como a cualquier otro género, y aunque no se adoptó como política oficial hasta 1932, su influencia ya se percibe en la coreografía de Nijinski para Las bodas( 1923) de Stravinski; en éste, primer ballet de“ arte folclórico” en el repertorio de los Ballets Rusos, los típicos vestuarios elaborados, a menudo imprácticos y del pasado, fuero sustituidos con vestuarios sencillos y uniformes, parecidos a los que estaban usando las compañías de teatro contemporáneo“ de camisa azul” en el nuevo estado soviético. Algunos de los ballets soviéticos más exitosos fueron escritos por compositores que más tarde fueron condenados por * formalistas en 1948, incluyendo a Shostakovich y Prokofiev. Shostakovich, quien genuinamente apoyaba el socialismo, escribió partituras para cine, ópera y ballet como apoyo a la causa; éstas incluyen La edad de oro( 1930), que ayudó a establecer su reputación, y El rayo( 1931).
Aunque aún se basaba en la técnica clásica, el ballet soviético dio paso a dramas dancísticos neorrománticos que proyectaban narrativas humanas emocionales sobre la pantalla política revolucionaria. Al igual que Shostakovich, cuando Prokofiev regresó a la URSS en 1933 se dedicó a escribir partituras para cine y ballet con el fin de poner su música al servicio del pueblo soviético; ello dio como resultado tres ballets: Romeo y Julieta( 1935), La cenicienta( 1944) y La flor de piedra( 1950). Romeo y Julieta fue puesta en escena por el Kirov( el nuevo nombre del Mariinski) en 1940 por Leonid Lavrovski( 1905-1957), quien también hizo la coreografía de la primera versión de La flor de piedra en 1954 después de la muerte de Prokofiev. Rostislav Zajarov( 1907-1984) se encargó del Ballet Bol’ shoi en Moscú, donde hizo la coreografía de la primera producción de La cenicienta en 1945. Durante la segunda Guerra Mundial, el Kirov escapó del sitio de Leningrado al ser evacuado a Perm.
En su apogeo, la URSS desarrolló un caudal de talento con 34 compañías en 32 ciudades( Moscú y Leningrado tenían dos cada una). Gracias a esto, se permitió que distintos coreógrafos hicieran versiones diferentes de una misma partitura. Spartacus, para la cual Khachaturian compuso la música original, fue uno de los ballets soviéticos más exitosos; su primera coreografía se remonta a 1956, pero la más conocida es la versión de Yuri Grigorovich( 1968) para el Bol’ Shoi Ballet, la cual sigue en el repertorio hasta el día de hoy.
La influencia del ballet soviético en Occidente se volvió importante cuando el Ballet Bol’ shoi y el Kirov comenzaron a viajar, en 1952 y 1962 respectivamente. Esto inspiró un nuevo énfasis en el estilo clásico, especialmente en la obra de coreógrafos como Kenneth Mac- Millan, quien hizo su propia versión de Romeo y Julieta en 1965. Sin embargo la falta general de innovación en el ballet soviético fue causa primordial para que bailarines de primera importancia como Rudolf Nureiev( 1938-1993), Natalia Makarova( n 1940) y Mikahil Barishnikov( n 1948) tomaron esas giras como una oportunidad para proseguir su vida profesional desertando de la URSS hacia Occidente, donde a su vez han ejercido gran influencia tanto en coreógrafos como en bailarines. Tras la caída de la URSS en 1991, muchos de los artistas estrella del Bol’ shoi y del Kirov partieron hacia Occidente; los bailarines y compañías rusos hicieron giras con regularidad durante la década de 1990, presentando clásicos de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX en espectáculos de gala, con frecuencia sin orquesta y con opiniones divididas. La falta de un financiamiento primordialmente estatal tuvo un impacto significativo en las compañías de ballet rusas, pero después de una década de fractura, el Kirov y el Bol’ shoi en particular parecen estar floreciendo, usando las giras en Occidente para generar fondos.