El sentimiento tiene un lugar en el cuerpo. El cuerpo “dice” lo que siente,
estimulemos estas emociones, no las tecnifiquemos. Usemos la técnica
para desarrollarlas y el sentimiento para reforzarlas. Sin emoción y sin
técnica el tango tiene hoy el destino aciago de una flecha que perdió en
su rumbo, su destino.
Quiero enunciar mi admiración y respeto por los profesores que se
dedican con pasión al tango, y abrir la posibilidad a un debate que
enriquezca y revitalice el aprendizaje del tango. Yo personalmente
anduve y desanduve diferentes caminos pedagógicos con los
consiguientes sinsabores, miedos y satisfacciones.
Susana Miller
(Publicado en julio de 1996).
Envío de José María Otero
Fotografía de Zoomer