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Tango y Cultura Popular
todo hasta zapatos ¡un desastre!)
También trabajé en la escuela de
Roberto Herrera, en el Piazzolla,
de hecho dirigí la escuela del
Piazzolla, en la “Esquina Homero
Juan Antonio Manzuri”, ahí si
me llevó Gachi, hacía como
asistencia de coreografía, y de
escenario, como una especie
de comodín, o lo que le llaman
“stage manager”. En el medio de
todo eso tuve varios viajes, fui
bastante a Alemania, a Hannover,
en Irlanda estuve muchísimas
veces, la primera vez, fui con
Monina Paz, que es una de las
docentes más extraordinarias que
vi, tiene un profesionalismo y una
humildad fuera de serie, estuvo
acá en México, en mi escuela.
Hay una anécdota muy linda, a
ella no la conocían, pero era el
festival de la escuela. Había como
50 personas que participaban,
y ella se metió en el camerino,
(era el número principal, bailaba
conmigo cerrando, como el broche
de oro) y de la nada se puso a
maquillar absolutamente a todas
las mujeres, y les decía que se
tenían que ver como reinas, y
estuvo horas y horas maquillando
y retocando a todas las chicas.
Viajé a Paraguay, fue uno de mis
primeros viajes, Caio Adorno,
un chico paraguayo que tomó
clases conmigo en Argentina, me
llevó allá y bailé en el “Festival
de Tango Asunción” di clases
también. Después estuve en
Bolivia, con Paola Bordón, ahí
me llevó ella, que bailábamos
juntos (ella está en Chicago
ahora). Bueno a Belice viajé hace
poquito... Visité varios países,
bailando y dando clases, y creo
que eso me enriqueció mucho.
Revista N° 161
Lo de México sucedió hace como
nueve años. Yo estaba muy
estresado, tenía como cuatro o
cinco trabajos a la vez, y un amigo
mío que vivía en México, me dijo:
“dale venite” . bueno cuestión
que me vine de vacaciones dos
semanas, tres y listo. Él me
había armado unos cursos, con
una chica que está acá Valessa
Rivera, muy linda persona,
baila hace un montón, y tiene
una onda muy linda con todo lo
que es el yoga, como que sabe
varias disciplinas y está siempre
buscando desarrollar todo lo que
ella sabe y unirlo. Empecé a dar
unos cursos con ella y a la gente
le gustó mucho, y acá la gente
que es tan amable, y empezaron:
“Ah, no te vayas, quedate” Creo
que lo que necesitaba era ese
empujoncito. El país me encantó,
me volvió loco... Te digo, todo el
marco de dónde viajé, no era para
sacar currículum, sino para decirte
que conocí mucho de Europa, de
Latinoamérica, pero México me
dio vuelta la cabeza, no tenía
nada que ver con nada, me dejó
asombrado por completo.
Dije, no vuelvo a Argentina, y
me quedé a vivir, de cero, de la
nada y sin ropa siquiera casi. Y
acá empecé a dar clases, a bailar
y después tuve un viaje que no
funcionó, a Inglaterra, y dije
bueno, voy a llamar a Buenos
Aires, a todos los lugares donde
estaba y les voy a decir: “Ya
no me esperen, no vuelvo, no
me maten” y me quedé acá con
la idea de