Tamadaba Tamadaba 2017, Nº XX | Page 11

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Ahora solo era cuestión de esperar unas dos semanas hasta que la oruga dentro de la crisálida se convirtiese en mariposa.

Cada mañana llegábamos a clase con la ilusión de ver las mariposas por la clase y nuestra impaciencia iba en aumento hasta que un lunes por la mañana al entrar en clase notamos que algo pasaba.

Vimos nuestra primera mariposa Monarca dentro del aula. La cara de nuestro alumnado reflejaba todo: asombro, alegría, algo único, cientos de sentimientos.

A partir de ahí fue cuestión de avisar a los compañeros del centro para que se acercasen a ver con sus ojos lo que teníamos en clase.

Cuando venían las demás clases, les poníamos el PowerPoint que había realizado el alumnado y explicaban todo el proceso.

¿En qué nos ha ayudado el tener esta planta y estas mariposas dentro del aula? Nos ha ayudado de muchas maneras. Primero a ser conscientes de la fragilidad de la naturaleza y a cuidarla, a darle valor a las pequeñas cosas que normalmente no vemos. Por otro lado hemos llegado a ver el ciclo completo de un animal, insecto en este caso, sin tener que recurrir a la televisión y ver lo increíble que puede llegar a ser sin necesidad de que otros nos lo cuente, es decir, vivenciarlo en primera persona. En segundo lugar nos ha ayudado a trabajar otras áreas tales como matemáticas, ciencias de la naturaleza, ciencias sociales, etc.

Por último resaltar el gran entusiasmo creado alrededor de esta actividad dentro del alumnado de mi clase y a la vez dentro de las relaciones: alumnado y profesorado del centro.

 

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