municar su punto de vista desde un
equilibrio entre un estilo agresivo y
un estilo pasivo de comunicación”
- “La asertividad es una estrategia de
comunicación que permite defender
nuestros derechos y expresar nuestra
opinión de manera libre y clara
desde el respeto propio y ajeno”
-
“Comportamiento
comunicacio-
nal en el cual la persona no agrede
ni se somete a la voluntad de otras
personas, sino que manifiesta sus
convicciones y defiende sus derechos”
Sin embargo, la definición más comple-
ta y correcta que conozco va más allá
de estas tres presentadas a modo de
ejemplo. Integra elementos de todas
ellas, y los completa con algunos otros
que son, a mi juicio, capitales. Como es
una definición larga la dividiremos en
trozos que explicaremos uno por uno.
ciones, pero muy asertivo no es, desde luego.
…en el momento oportuno…
Y el momento oportuno no es antes de la
confrontación
(esas
típicas
broncas
“preventivas”
que
algunas
personas
disfrutan montando para avasallar a los
demás) ni excesivamente después de la mis-
ma, porque con la demora exagerada se
diluye la relación entre la causa y el efecto.
…con la fuerza justa…
Y ésta es, precisamente, una de las consecuen-
cias de posponer las confrontaciones: que
al final, aunque el agredido esté cargado de
razón, la perderá cuando explote como una
bomba atómica al colmársele el vaso. Como
bien dice la Biblia, “…temed la ira de los mansos”.
Asertividad es el derecho a…
Has leído bien. La asertividad no es una
técnica, ni una habilidad. Es un derecho
con el que todos hemos nacido. Si no lo
ejerces, es también tu derecho, como el
que no usa un hospital público cuando lo
necesita; pero lo tienes. Y no es lo mis-
mo defender un derecho que usar una
herramienta. Porque si alguien te negara el
derecho a cobrar a fin de mes, por ejemplo,
¿verdad que lo defenderías? ¿A que lo lleva-
rías a la instancia que fuera necesaria porque
te sentirías vulnerado? Pues esto es lo mismo.
…decir lo que quiero decir…
Parece obvio, ¿verdad? Ya… pero ¿cuán-
tas veces, en medio de una conversación,
has cambiado de tema por miedo a la
reacción del otro? ¿Cuántas veces te has
quedado con la sensación de no haber
puesto encima de la mesa lo que querías
tratar y luego te sientes fatal por ello? Si
ya lo decían las abuelas: “Más vale la cara
colorada cinco minutos que amarilla ciento”
…a quien se lo quiero decir…
Otra obviedad que no lo es tanto; porque
seguro que alguna vez has dicho eso de: “…
anda, díselo tú que a ti te hace más caso…”,
¿verdad? Bueno, buscar intermediarios
puede resultar tentador para evitar confronta-
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…respetando los derechos ajenos…
Porque el otro tiene derechos, ¡vaya si los
tiene! Y a veces, más que tú. Por ejem-
plo, un policía de tráfico tiene derecho
a que se le presuponga la razón cuando
dice que te has saltado un STOP, aunque
tú digas que no. Y un juez tiene derecho
a enviarte a la cárcel, y tú no puedes man-
darle a él. ¿Quién dijo que la vida es justa?
…pero respetando en igual medida los
propios…
Y es que tú también tienes derechos, ¿ver-