| summacoaching | Junio 2018 |
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- Que la felicidad NO es constante ni permanente
- Que somos aprendices en todo momento, porque cometemos errores y no sabemos gestionar todo lo que nos pasa adecuadamente y a la primera. Vamos a cometer errores siempre.
- Somos imperfectos, queramos o no. Seres en continua reconstrucción.
Por ello el Bienvivir no pretende confundirse con esa ilusoria percepción de la felicidad, como un estado permanente e inalterable.
Bienvivir no supone ausencia de errores, vivir sin dolor ni sufrimientos, sin cometer torpezas, incluso, de forma consciente.
Los malos momentos bien gestionados pueden convertirse en una poderosa fuente de aprendizaje, sabiduría, fortaleza, respeto, compresión y compasión hacia los errores ajenos, etc., es la sabiduría y la fortaleza del resiliente. Es vivir cumpliendo el pensamiento de Nietszche:
- Lo que no te mata, te fortalece.
Te fortalece porque nos ayuda a cambiar, a transformarnos, a permanecer en continua evolución. Y así, poco a poco, vamos adquiriendo la sabiduría necesaria para acortar
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la duración de los malos momentos, usando las herramientas que vamos adquiriendo para salir de esos estados cada vez más rápidamente, al tiempo que sabemos alargar la duración de los buenos momentos. Y hasta en los peores momentos, sabemos que, más temprano que tarde, vamos a salir de ellos y recuperar nuestro bienvivir.
Al contrario de vivir en el éxito permanente, nos deja desnudos e ignorante para gestionar las dificultades, las caídas, las pérdidas que de una u otra manera, en algún momento en nuestras vidas se van a presentar.
Las claves de un proceso bien gestionado para transitar por los malos momentos son:
1.- ACEPTACIÓN.
Es básico, como siempre he comentado, evitar vivir en estados ilusorios como son el“ hubiera” o el“ debería”. Cuanto antes aceptamos la realidad tal cual es, antes nos podemos poner en marcha para recuperar nuestro bienvivir.
2.- CONFIANZA.
Recordar en los peores momentos que son eso, momentos. Y que los momentos pasan, y éstos también
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van a pasar, dando lugar a otros mejores. Ningún momento |
e s permanente, como ninguna noche es eterna. Y recordar, incluso, cuando no los encontramos o creemos haberlos perdido, que tenemos los recursos y las herramientas para salvar ese momento y recuperarnos. Si los tuvimos, los tenemos, aunque momentáneamente los hayamos extraviado.
La confianza nos permite transitar por un futuro incierto y desconocido, con la tranquilidad de saber que tenemos recursos para hacernos cargo de lo que ocurra, cuando ocurra. No necesitamos vivir anticipando permanentemente situaciones y posibles reacciones, resulta ineficiente y angustioso, y nos impide vivir gozando el presente. No podemos tener certeza de lo que va a funcionar mejor en una situación no
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vivida, pero podemos estar tranquilos sabiendo que algún recurso tendremos para abordarla. Y esos recursos no se apoyan solo en el saber qué hacer, sino en saber cómo abordar la situación. Si no tenemos idea, el recurso es pedir ayuda; si nos equivocamos, el recurso será pedir perdón y corregir. y, en todos los casos, convertir la vivencia en experiencia y la experiencia en aprendizaje.
3.- AUTONOMÍA.-
La Autonomía es la capacidad de pensar por nosotros mismos y tomar nuestras propias decisiones, aunque nos equivoquemos muchas veces. Esa facultad reside en el pensamiento, en lo que Guilford llamó el Pensamiento Inteligente. Si no somos capaces de pensar y tomar nuestras propias decisiones nunca seremos libres de verdad porque necesitaremos que otros piensen por nosotros. Seremos esclavos, seguidores, pero no libres. La Autonomía NO es independencia porque el autónomo es alguien que sabe cuándo necesita de los demás y es capaz de pedir ayuda, mientras que el que se cree independiente
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