Spanish ACAMS Today (Junio-Agosto 2013) Vol. 12 No. 3 | Page 43

SOLUCIONES PRÁCTICAS de mayor riesgo, para establecer procesos y controles defectivos que mitiguen los riesgos de LSB/ALD. Si no se controlan adecuadamente, las calificaciones de riesgo ineficaces o inexactas tienen un impacto directo y sostenido en los esfuerzos de monitoreo de clientes y transacciones (EDD/KYC), a lo largo de toda la relación con los clientes, con la consecuencia involuntaria de retrasar o, peor aún, de anular toda capacidad para detectar actividades inusuales potencialmente sospechosas. Una vez que ese segmento de clientes fue identificado, aislado y escalado a un nivel superior de monitoreo, surge la pregunta de si se asignaron suficientes recursos humanos y tecnológicos para asegurar que la empresa pueda ejecutar una estrategia de cumplimiento de LSB/ALD que satisfaga las metas críticas de desempeño y las correspondientes obligaciones regulatorias. Aquí se ve cómo una ineficaz evaluación de riesgo de cliente tiene correlación directa con la asignación de los recursos, la eficiencia y la eficacia, independientemente del entorno operativo (manual vs. automatizado). Para las entidades financieras, la evaluación del riesgo/evaluación del riesgo de cliente afecta cuatro componentes de sus costos: 1) la capacidad para identificar y medir la actividad sospechosa, o sea, la capacidad de erradicar las cuentas y las relaciones peligrosas; 2) el costo directo de los recursos humanos dedicados a EDD/KYC y la suficiente capacidad de las iniciativas de monitoreo de transacciones; 3) el impacto del costo-beneficio directo de las soluciones informáticas relacionadas con la exactitud en la predeterminación de los parámetros y en los esfuerzos de ajuste/reajuste; con la exactitud para identificar actividades y patrones sospechosos; con la gestión de los costos de proveedores; y con 4) la capacidad para encarar nuevos productos y servicios adecuados al perfil o necesidades de los clientes. En términos prácticos, los costos mencionados equivalen a pérdidas en dinero real, a través de: relaciones indeseadas; apertura de cuentas de alto riesgo; incapacidad para identificar las actividades sospechosas, lo que resulta en potenciales acciones regulatorias que incluyen multas y restricciones; pérdida de oportunidades de negocios; escasez de personal, que debilita la efectividad de los programas LSB/ALD; exceso de personal que infla los costos y/o produce una mala asignación de valiosos recursos que podrían haberse dedicado a mejorar los programas o los sistemas; y clientes de alto riesgo que “se cuelan por las grietas”. Al final, las entidades financieras que tienen una evaluación de riesgos débil deberán afrontar muchos peligros, que incluyen riesgos de cumplimiento, legales, operacionales y de reputación, que no se agotan en esta lista. Entidades financieras vs. autoridades de aplicación de la ley: contrastes y paralelismos Si bien las entidades financieras tienen un grupo de clientes individuales y una capacidad de calificar sus riesgos, basada en las transacciones y en los Archivos de Información de Clientes (CIF) — que equivalen a datos duros — las autoridades de aplicación de la ley, para construir sus casos y procesarlos judicialmente, dependen de informaciones provenientes de un grande y variado pool de recursos. Las autoridades dependen de la calidad de la información — tanto de fuentes internas como externas — y se encuentran con lagunas de información inherentes porque, si bien pueden averiguar que cierto número de organizaciones criminales, lavadores de dinero o posibles entidades de financiación terrorista residen en una determinada jurisdicción, no ACAMS TODAY | JUNIO–AGOSTO 2013 | ACAMS.ORG/ESPANOL | ACAMSTODAY.ORG 43