Desafíos antilavado
Este artículo cuestiona la premisa básica implícita en el régimen de denuncias del financiamiento terrorista mediante la identificación de
una nueva tendencia muy preocupante: la identidad sintética.
No se trata de suplantación, ya que esto supone
la existencia de una persona “X” que suplanta a
otra persona “Y”. Ambos individuos existen.
El escenario que estamos discutiendo es
distinto. Aquí, ni “X” ni “Y” existen sino que
son, en cambio, una creación virtual de otro
“Z”, que es en sí mismo una identidad virtual.
Y todas esas identidades, al ser identificadas,
dejan de “existir”.
Es igualmente notable que cada una de estas
identidades sintéticas están soportadas por
documentación válida emitida por el gobierno de
Canadá (por ejemplo, licencias de conducir y/o
pasaportes, etc.).
Sin duda, se trata de un escenario escalofriante, algo parecido a lo que se lee en Guerras
Fantasma, de Steve Coll, ya que apenas se
detecta una identidad, ésta se desvanece en el
aire, como si nunca hubiera existido. Lo único
que queda son papeles que reflejan una cantidad
exorbitante de ganancias obtenidas a través de
delitos financieros que, por supuesto, son imposibles de rastrear (por ejemplo, en dos días alguien
se adueñó de 710.000 dólares canadienses a
través de fraudes de seguros, usando identidades
sintéticas, y tanto los fondos como las identidades son imposibles de rastrear).
Este artículo está basado en la avanzada
investigación que realizaron Michael Kelly
y Timothy Trotter (Policía de Toronto), sin
cuya permanente ayuda no habría sido posible
escribirlo. Agradezco especialmente a Peter
Warrack (Royal Bank of Canada) por su apoyo
y su visión.
Acaso este artículo plantee más preguntas que
respuestas. La primera parte detalla el proceso
de creación de identidades, tal como hacen
los delincuentes. La segunda, esboza cómo se
cometen delitos usando identidades sintéticas. Y
la última, señala las respuestas que hoy existen
para combatir este delito formidable que, lamentablemente, son deficientes e ineficaces. Se
alientan los debates futuros que exploren más
opciones para combatir este nuevo tipo de delito.
Parte I
Una pregunta crucial aparece durante el estadio
de creación de una identidad, en términos de
los costos y riesgos que conlleva conseguir
documentos emitidos por el gobierno: ¿por qué
tomar un riesgo tan inmenso? Asumiendo que
el enriquecimiento financiero sea el “único”
propósito, lo mismo se puede lograr usando
documentos fraudulentos. Entonces ¿por qué
arriesgarse tanto para obtener documentos
oficiales originales?
El proceso de creación de la identidad
sintética
El sector privado — Génesis
Los pasos para crear una identidad sintética
son, prima facie, preocupantemente simples. El
delincuente suele comenzar por crear una silueta
sin cara, usando un nombre, una fecha de nacimiento y un domicilio (por ejemplo, John Doe,
fecha de nacimiento: 1 de enero de 1977, domicilio: Calle XY, provincia Z, Canadá).
Entonces, él o ella solicita una tarjeta de
crédito en una entidad financiera importante,
que normalmente busca una oficina de información crediticia para conocer la Declaración
de Asuntos Personales (o sea, registros financieros, fecha de nacimiento, domicilio y calificación crediticia).
En este estadio no existe ningún registro, por lo
que la respuesta suele ser negativa. Este rechazo
es un paso clave en el proceso de creación de
una identidad sintética porque obliga a la oficina
de información crediticia a crear un registro
con un nombre concreto, que a partir de ese
momento queda vinculado con un domicilio y
una fecha de nacimiento.
Es ese rechazo inicial de una tarjeta de crédito
lo que sirve como génesis para las identidades
sintéticas en el mundo de las finanzas: la información personal queda documentada en una
oficina de información crediticia y pasa a ser
“real” sin despertar ninguna alerta. Esto es así
porque esas oficinas no pueden determinar si
una persona existe o no, ni pueden diferenciar
o exam