#SoyUNEVErsitario Revista #SoyUNEVErsitario Número 16 | Page 19

Mientras que, en México ha crecido el número de científicos, las condiciones para generar ciencia y tecnología no lo han hecho al mismo ritmo, y la prueba son los bajos salarios del científico que, comparados con algunos países, en los que esta cantidad se multiplica varias veces. El Gasto Federal en Ciencia Tecnología e Investigación (GFCTI) es el gasto realizado por el Gobierno Federal y aplicado en cualquiera de los rubros de las Actividades Científicas y Tecnológicas y Actividades de Innovación. El GIDE, por su lado, es el gasto realizado en una de las tres Actividades Científicas y Tecnológicas, independientemente de quién lo financie. Es decir, el GIDE es la inversión pública y privada, destinada a la realización de proyectos de investiga- ción científica y desarrollo experimental. La importancia de la I+D en la economía del conocimiento radica en que su propósito es la creación de conocimiento aunado a sus posibles aplicaciones en la generación de productos y procesos. Por ello, las fuentes de financiamiento del GIDE son diversas e incluyen al gobier- no, sectores empresariales, instituciones de educación superior, instituciones privadas sin fines de lucro y fuentes del exterior. La proporción GIDE/PIB es un indicador internacional utilizado para medir el gasto corriente y de inversión dedicado a estas actividades; su impor- tancia radica en que da a conocer el grado de desarrollo de un país sustentado en investigación científica y tecnológica. Los países desarrollados dedican entre 1.5% y 4.2% de su PIB al GIDE. Para México el valor de este indicador se ha quedado rezagado durante décadas sin rebasar el 0.55%, valor alcanzado en el año 2015 (Oficina de información científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión, INCyTU) Actualmente se tiene asignado el 0.5% del PIB a la ciencia y tecnología, cuando la UNESCO recomienda como mínimo el 1%. Por ello no debe sorprendernos que tenga- mos pocos investigadores de calidad, además de investigadores con escasa preparación, aunque tal vez esto no sea culpa del PIB. Algo importante es ver cómo han aumentado los investigadores en nuestro país y con ello los centros de investigación y al mismo tiempo han surgido muchas instancias académicas, programas de posgrado e incluso sistemas educativos de baja calidad, donde la burocracia, la inadecuada formación científica y la apatía de sus miembros, aunado al sindicalismo mal entendido, se sobreponen a la investigación y la enseñanza. Nuestro país ha sufrido como un cáncer, la mala calidad en la enseñanza y el empobrecimiento de la educación científica; pero, cuáles son esas causas, me atrevo a mencionar algunas: La llegada de políticos profesionales a las rectorías de instituciones de educación superior, quienes son impuestos por los gobernantes sin mediar un criterio académico. La separación entre la educación y la ciencia en la formación de recursos humanos. La mayoría de los profesores a nivel superior se han convertido en reproductores de libros de texto, eliminando su capacidad de innovar; el porcentaje de investigadores que imparten cátedra ha disminuido e incluso es nula a nivel medio superior. La separación de la cultura nacional. Muchos aspectos fundamentales en la ética de la ciencia contemporánea son totalmente opuestos a la cultura mexicana favorecida por el sistema político. 19 Enero 2019