Solus ipse 1 | Page 14

Solus Ipse decidieron trasladarse al norte – -¿A dónde crees que deba ir?- Le pregunto con la intención de que me invite. -A cualquier lugar, lejos de mí-  Y se va sin despedirse. Me devuelvo a casa y arreglo una maleta guardando los diarios.   Pienso que lo de Eugenia y Mauricio fue un mínimo augurio de lo que acontecerá, sostengo la idea de que algún día podré despedirme de Bertha   o que Raúl me haga el favor y me diga “ a-Dios “.    Después de una pequeña siesta, llamo a Alejandra y contesta diciéndome que está ocupada por Internet, que las cosas empeoran – Lo sé – le digo y agrego – debemos esfumarnos, Bertha ya ha emprendido la fuga. – -¡Nunca y tirar todo a la puta mierda¡ – Responde azarada. -Ya ni sé-   Contesto, imaginando que Alejandra también busca una excusa para morir, que deseamos construir un mito, una leyenda, cualquier cuento con tal de dejar testimonio, pero el final siempre es el mismo: ausencia…  Antes de colgar le expreso mi compromiso y ella me dice  – Recogeré a Margot, a Mauricio, a Arthur y luego a ti, esta vez vamos por todo o nada - sentencia Alejandra.   Estamos comprimidos en la camioneta, Margot rompe el silencio sepulcral – ¿Están listos?-   Todos contestan afirmativamente gritando “¡Victoria!”.  Por mi parte prefiero guardar silencio. Saco mi lata de grafitear y ellos se ríen sobre todo Arthur que me ridiculiza diciendo – inútil, vamos con armas reales, no con frasecitas de cajón – - ¡Fácil apretar el gatillo, pararse y retar con granadas para salir corriendo de los ojos del cazador pero qué  difícil es abrazar a alguien sinceramente y olvidar este absurdo, creen que con sangre cambiaremos en algo el destino! – Les digo a todos. - ¡Para la camioneta!- Ordena Margot furiosa, añadiendo con vehemencia - Sin sangre tampoco, bájate y sigue tus caminos sin destino, seguro que la muerte aceptara tú abrazo y olvido, nosotros tenemos una guerra por la vida y la memoria.Alejandra y Mauricio me observan como si fuese la última vez que nos cruzáramos miradas y Arthur me insulta – ¡Eres tan idiota pedazo de escoria!  Ahora estoy solo deambulando por el asfalto, perdido en mis pensamientos,   una moto sin luces se dirige hacia mí, me siento tan desconcertado por lo ocurrido que no le doy importancia a la luz que de repente me enceguece, nunca pensé que la balanza se fuera radicalmente a un extremo tan absurdo desde mi perspectiva. -¿Qué haces por aquí exponiéndote a la muerte?- Con la voz ronca inconfundible de Raúl. No tengo miedo y camino hacia su encuentro preguntando  -¿Me amenazas?- No, aun te considero mi compañero y amigo- Me dice mientras suelta una mano del manubrio para tocar mi hombro. -Pensé, que tú me querías bajo tierra- Le digo, tratando de penetrar sus gafas oscuras con mi mirada. -Crees que no te conozco Ismael, tú eres diferente a nosotros que sólo tenemos sed de venganza y por eso te aprecio-  Me en- 12