trega una dirección y agrega-Dirígete aquel lugar, allá esta Bertha con los refugiados, la he convencido de que se marche contigo- ¿ Estás seguro de lo que dices?-Le pregunto incrédulo porque nunca pensé que Raúl aprobara mis cercanías a Bertha.- Cuídala y no dejes de escribir tu diario, es lo único que quedara de nosotros.- Arrancando veloz, dejando una estela de polvo que me invisibiliza.
Me detengo frente a un muro que grita: haz que las paredes hablen y oigan tus frases, saco una lata de color violeta metalizado y escribo“¿ Grunge qué es la vida?” Mis manos han quedado manchadas y las restriego en mi camisa intentando limpiarlas. Unos reflectores azules dibujan mi sombra en el muro, arranco a lo máximo que dan mis piernas, cruzando y descruzando calles, la luz azul se pierde, he corrido aproximadamente una hora sin parar, me acerco al lugar de destino, suenan las alarmas de nuestro bando, lo que indica que los refugiados están en riesgo, suenan explosiones, corro, corro y siento, siento dardos como abejas punzándome la espalda, no puedo creer lo que veo, hay demasiados heridos y los van arrojando a una camioneta, las pestañas me pesan y alcanzo a abrazar a Bertha que ha corrido de repente hacia mí, ella me aprieta contra su cuerpo susurrándome al oído – Nos veremos pronto, estaremos bien- Estoy inundado de un espeso flujo que tiñe mi pantalón sin poder detener el manantial rojo – háblame, háblame que tu voz me encanta- Le digo interrumpido por la sangre que escupo por la boca. Ella no
deja de susurrar en mi oído palabras que no entiendo por el caos que reina y sus lágrimas se funden con mi sangre, gotas que tocan esa dura puerta mientras Morfeo me noquea – ¡ Estoy aquí y ahora ¡- Le contesto, resistiéndome a dejar de respirar y agrego con mis últimas fuerzas- Que hablen de mí, así sea mal pero que hablen, el odio cansa, enferma e incluso puede enloquecer al que lo padece. Soy un antisocial y perdono a Dios aunque suene ilógico, a la vida en sí misma con sus penurias, por ser como soy, perdonarme.- Bertha Isabel me es arrebatada por un oficial y todo se desvanece.
David José Márquez
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