Y es que esta era otra de las grandes
perversiones de la euforia de los años 20: no
sólo se había desatado un consumismo
desaforado, sino que éste se sustentaba en los
endebles cimientos del crédito. Todo se
compraba a plazos (o a cuotas, como se decía
en aquella época). En 1926, el 65% de los
coches se adquirió a base de cuotas. Los
grandes almacenes realizaban el 40% de sus
ventas también mediante este sistema y, por
supuesto, era la forma generalizada de comprar
casas. En los días previos al crac Wall Street, la
deuda pendiente de cuotas se había elevado
hasta los 6,000 millones de dólares.
Las escalofriantes cifras de la quiebra
* Entre 1923 y 1929 la Reserva Federal de
Estados Unidos incrementó en un 62% la
cantidad de dinero que tuvo que inyectar
en la economía estadounidense.
* El 29 de octubre de 1929 fue el “Martes
negro”: en un día el mercado perdió 14,000
millones de dólares; en una semana,
30,000