El salón es muy acogedor. Justo en frente del diván se sitúa una pequeña chimenea que es
capaz de calentar toda la vivienda en tan solo unos minutos. En una esquina del habitáculo
hay una mesa de madera tallada a mano. Sobre ella, un jarrón violeta con orquídeas
blancas se posiciona en el centro, dándole a la habitación un toque de luz y color.
Por la tarde, aprovechando mi falta de inspiración y de ingenio, me he acercado a Vinuesa
a comprar algunas provisiones. Es increíble lo amable que llega a ser la gente de allí
contigo sin apenas conocerte.
El pueblo es espectacular. Las casitas están hechas de piedra, y eso les da un toque rural
precioso.
Por una de las calles me he encontrado con un viejo amigo. Hemos estado charlando sobre
lo mucho que habíamos cambiado y le he hablado sobre el éxito que ha tenido la última
novela que publiqué. Él, con toda su sinceridad del mundo, me ha dicho que todavía no la
había leído.
Después de tomarnos algo en una pequeña taberna situada en las afueras de la villa, he
vuelto a mi casa de campo, donde me he preparado un baño caliente.
Ya de noche, he salido al porche debido a que mi sueño era inexistente. Me he tumbado en
el mismo suelo y me he parado a mirar las estrellas. Desde allí he podido observar la Osa
Menor, y es todavía más bonita mirándola desde el campo, un lugar sin contaminación ni
suciedad.
Cuando he empezado a coger frío, lo que más quería era meterme en la cama. Así que,
como si se tratase de un hada madrina, me he concedido el deseo.
3 de agosto del 2020
Querido diario,
Ayer no pude escribirte. Me pasé la mayor parte del tiempo trabajando en la novela y,
cuando no lo hacía, me dedicaba a buscar inspiración a fin de encontrarla. Al principio esa
estrategia me sirvió para poder adelantar, pero pasadas unas horas parecía que la
inspiración huyese de mí. Era como si me hubiese metido en una espiral sin terminación.
Hoy me he despertado muy temprano, así que me he sentado en la orilla de la laguna a
contemplar el maravilloso amanecer. Poco a poco, el cielo rojizo se ha tornado en azul
celeste. Ese maravilloso paraje ha sido digno de un buen retrato de Picasso o Van Gogh.
Lástima que estos no hayan podido observarlo.