Racó literari
A partir del mito de Medusa
A partir del mito de Medusa
Me hallaba sola en esa galería soterrada que desde entonces llamo hogar. Es decir,
me sentía desdichada con mis múltiples estatuas como única compañía, y jugaba
con mis cabellos que me respondían a silbos. En mi juventud solía dejar atónitos a
todos los hombres que me miraban, sin querer, pero fruto de mi belleza natural. Fue
a raíz de este regalo, que dicen, se equipara a lo divino, que me confinaron allí. En
otras palabras, los dioses envidiosos de que algo mundano se asemejase tanto a lo
celestial interfirieron castigándome con una maldición. Y es gracias a eso que ningún
hombre, nunca más, va a poder mirarme ni verme porque se quedará estupefacto,
literalmente. Así pues, espero al varón que pueda mirarme sin ser petrificado, y que
me libere de esta condena. Recuerdo el día que llegó Perseo y su tripulación a mi
cueva. Primeramente, me pusieron a prueba, lo que costó la vida de algunos
hombres. En segundo lugar, ingeniaron un plan para atraparme, que no salió
demasiado bien porque yo jugaba en casa. Y, por último, cuando solo quedaba
Perseo, me deslumbró con su escudo y me cercenó la cabeza. Desde ese día estoy
viajando en el interior de una bolsa de su equipaje, aguardando mi final.
Carles Ruiz