Skapa't | Page 16

-En realidad no, pero no es seguro estar aquí...O sea...Menos seguro aún.

Algo me obligó a callar y entrar de nuevo para buscar las pistolas, las cuales estaban cuidadosamente colocadas en una caja con la tapa adornada con el grabado de un cráneo. Una era un revólver de color negro y detalles plateados, con diez balas en el tambor; la otra parecía una escopeta del tamaño del revólver mencionado en lo que a forma se refiere, con el mango inclinado un poco más de lo normal hacia atrás para facilitar su sujeción con una sola mano y para permitir más tamaño al cargador. Comprobé que estuviesen cargadas, plata, susurré para mí mismo al ver las balas. Me puse las correas como una mochila, de manera que los estuches de las armas quedasen a cada lado de mi torso. Cogí las pistolas a la vez y las introduje en sus respectivas fundas. Me puse la chaqueta y esta tapó los letales artilugios. Agarré una bolsa de dinero y me fui corriendo a la puerta donde Rose esperaba apoyada en la pared, todavía agobiada.

Las calles parecían vacías aunque sabíamos que los alzakim continuaban patrullando y, aun así, los dos prestábamos todos nuestros sentidos a otra amenaza más silenciosa, pálida, sedienta de sangre y fotofóbica que un alto elfo. Caminamos pegados a la fría pared del edificio intentando ser silenciosos. Yo solo la seguía a ella, no tenía ni idea de dónde me llevaba; supuse que fuera de la ciudad, pero no imaginaba el siguiente paso. De pronto escuchamos unos gritos enfurecidos en alzakim detrás de nosotros. Nos giramos de golpe y compartimos una mirada por un instante. Eran dos altos elfos, uno era delgado y de elevada estatura, lo normal en esa raza de elfos, pero el otro, el que venía a paso rápido hacia nosotros gritándonos, era incluso más bajo que yo, y mientras se dirigía hacia mi se sacó la pistola del estuche y me apuntó a la frente. En ese momento pensé en sacar una de las dos pistolas, pero no valía la pena formar un barullo enorme por una detención, aunque parecía estar a punto de dispararme de verdad. Justo cuando el sargento paticorto parecía ponerse cada vez más nervioso, oí la voz de Rose hablando en ese idioma, no sé qué diablos le dijo, pero ese acomplejado bajó el arma; sin embargo, acabaron esposándonos.

Me vi sentado en una silla delante de otro alzakim diferente, una mesa nos separaba y el piel amarilla se permitió el lujo de encenderse un cigarrillo. Me miró de reojo mientras eso empezaba a humear; me tendió la caja llena de esos estrechos cilindros de papel y la agitó un poco dando a entender que me ofrecía uno. Yo negué con la cabeza. Por lo visto le había quedado claro que no hablábamos el mismo idioma, después de un intenso interrogatorio o más bien monólogo por parte del alto elfo, que acabó decayendo en un griterío frustrado. Nos pasamos todo el tiempo en silencio, el alzakim calmando su ataque de nervios con el cigarro, con la mirada clavada en mí, intentando intimidarme. Yo, por otra parte, me quedé con la mirada perdida en dirección al casco de aquel soldado que lucía en la mesa, ya que se lo había retirado de la cabeza debido al estrés. Me perdí en mis pensamientos y me preguntaba si Rose se las arreglaba en la otra habitación ya que por lo visto habla el idioma de los piel amarilla; no tenía ni idea que dominaba ese idioma, y mucho menos con esa fluidez Y otra cosa, ¿qué le habrá dicho a ese elfo gritón para que cambiase de opinión y no me volase los sesos? ¿Por qué se quedó callada durante todo el camino? La verdad, no parecía preocupada cuando entró en la comisaría... Es extraño.

La puerta del cuarto se abrió y de detrás salió otro alto elfo. Este llevaba el traje más oscuro, casi parecía verde oliva; la banda de su brazo tenía dos cruces rojas a cada lado del símbolo; llevaba una gorra típica de oficial, con el mismo símbolo de la banda. El oficial se puso firme y cruzó los brazos detrás de sí y el soldado que había delante de mí se levantó de un salto, se puso también firme y alzó el brazo doblado con la palma de la mano abierta y con los dedos juntos, la mano quedaba por encima de la cabeza.

No tenía ni idea de qué estaba pasando. Me alivié al ver a Rose aparecer por la puerta, pero algo de mi quería ese alzakim.

¿Quieres saber más sobre Zweir? ¿Què oculta su pasado?

¡Lo sabràs en el siguiente Skapa’t!

Arnau Alarcón

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