Skapa't | Page 14

El joven, asustado, retrocedió. Y la música se acentuó. Resbaló con un charco de barro, y puso la oreja en el suelo, y la música se acentuó más.

Una fuerza sobrehumana pareció cogerle, y por mucha resistencia que opuso, fue inútil. La tierra se lo tragaba. Era cogido por cientos de manos que lo empujaban hacia las tumbas, hacia los ataúdes y los cuerpos en descomposición. Y la niña, desde la superficie, le sonreía, y lo último que dijo, fue:

“Comed, hermanas.”

Noelia García

4º ESO C