carecía de solapas, cuello y corbata, a diferencia del de los policías. Mis
ojos no tardaron en marcar una disimulada expresión de sorpresa al
contemplar su baja estatura. Solo eso hizo que le reconociera, él también
me reconoció, puso esa expresión de sorpresa contenida. Los dos
recordábamos la noche anterior y cómo nos detuvo a Rose y a mí.
Comenzaron a hablar, y lo que esperaba que fuesen frases en esa extraña
lengua, resultaron palabras en mi idioma desde sus bocas élficas, pero no
solo eso, no había ningún tipo de acento. Justo oí el sonido de la palabra
humana y noté una fugaz jaqueca que no duró más de dos segundos. Era
muy extraño, sus labios hablaban y se movían al compás de la música