Skapa't Juny | Page 22

misma edad que yo, me pareció guapo. El otro era moreno, más alto que el anterior, tenía una expresión más dura y llevaba un cigarro en la boca. Al verme así, el chico moreno me preguntó:” ¿Necesitas ayuda?” Avergonzada reconocí que no me iría mal. El pelirrojo miraba y sonreía. “–Me llamo Eric”. Me dijo el moreno, y le pregunté al pelirrojo:”Y tú, ¿ cómo te llamas?” “–Martín.” dijo tímidamente. Les dije que me llamaba Anna y me ayudaron a llegar al pueblo donde les dije que me alojaba y ,casualmente, ellos también iban hacia allí. Durante el camino estuvimos charlando, eran dos chicos muy guapos y simpáticos. Al llegar seguimos hablando, me explicaron sus cosas. Eric era un chico más chulo, creído, de ese tipo de chicos que les gusta a todas, en cambio Martín era más tímido y callado, pero sin embargo me parecía más interesante que Eric. Me propusieron quedar al día siguiente para ir al lago a nadar y encantada acepté. Pasamos todo el verano juntos, íbamos al lago, a la montaña a pasear, jugábamos al escondite, éramos los mejores amigos. Salíamos a las 10 de la mañana, comíamos juntos de vez en cuando o sino comíamos unos bocadillos junto al lago, días en bicicleta, donde íbamos a lugares inhóspitos, lugares vírgenes, lugares preciosos, donde el sol se escondía tras las montañas y nosotros tres,” los bicicletas”, nos sentíamos afortunados de tenernos. Poco a poco, me daba cuenta de que el verano terminaba y no quería irme sin decirle a Martín todo lo que sentía por él y la tarde del baile decidí que se lo diría. Eric, Martín y yo estábamos en la fiesta, pero como me daba mucha vergüenza bailar, nos fuimos al mirador, donde la música llegaba igual de bien y bailamos juntos durante horas, riendo, saltando. Martín nos dijo que tenía que bajar a por la chaqueta y Eric y yo nos quedamos a solas. Yo quería consultarle si iba a hacer bien en decírselo a Martín y en ese preciso instante me dijo que quería comentarme algo. Yo, pensando que era algo sobre Martín, estaba muy nerviosa, pero esperando, se lanzó a besarme. Me aparté lo más rápido posible, pero no fue lo suficientemente rápido como para que Martín no nos viera. Al ver ese panorama, volvió a bajar las escaleras y yo corriendo fui tras él. Estaba sentado, con la chaqueta en las manos y mirando el suelo. Intenté explicarle lo que había pasado pero me dijo que no hacía falta, que ya entendía todo y entonces, sin esperar una explicación por mi parte, se fue corriendo, creo que lloraba, es algo que nunca supe. No volví a verle más en toda la semana, le estuve llamando, pero su madre me decía que no quería salir. Por otra parte, Eric, tampoco quería saber nada de mí. Cansada de llorar, decidí ir al lago. Mientras nadaba apareció él y con entusiasmo