Ella
Al llegar a clase ella ya estaba dentro. Sus ojos negros me miraron, como anunciándome que intentara llegar antes. Empezó la clase y yo solo podía fijarme en la expresión de su cara, con las cejas alzadas, que mostraban el interés que le ponía a todo. Sus gestos manuales y su voz se fundían con su expresión tan viva al dar la lección. Aparentaba ser una persona dura y estricta. Tendría unos 37 años.
A medida que la iba conociendo me di cuenta que era simpática y amable, y que era tan dura para que no nos confiáramos y no la tomáramos como una amiga. Su puntualidad siempre era difícil de superar y su extenso vocabulario al hablar dejaban entrever su pasión por la lectura. Así es como yo la veo.
Encarna Rodríguez
A primera vista me pareció graciosa, con su pelo rizado y con su color vivo, como el fuego. Tenía unos ojos oscuros, pequeños y muy expresivos, una sonrisa sincera y a veces vergonzosa, una figura esbelta y unas manos enjutas, pero un poco descuidadas. Aproximadamente tendría unos quince años.
Cuando empezamos a hablar, pude darme cuenta de que era muy tímida. A medida que iba pasando el rato, también pude ver que era divertida, graciosa y entusiasta. Pero lo que más me llamó la atención fue su franqueza y la confianza que me daba. Era sin duda una nueva amiga en la que podría confiar.
Laura Mata García
3r A
Judith Moreno