Skapa't Desembre 2017 | Page 89

Relatos al estilo del Romanticismo -Buenos días señores. -saludó el chico educadamente haciendo una pequeña reverencia. La mujer lo miró con ternura y el hombre se acercó para darle la bienvenida y darle algunas indicaciones. Justo después le enseñó su alcoba, donde estaban las dos niñas, de pie mirando a la puerta. -Buenos días joven. - Claudia se adelantó a su hermana Isabela, la cual había quedado encandilada con la belleza del muchacho. La platónica de Daniel le tendió una mano y el joven, como bien educado que era, besó sus nudillos con una sonrisa en la cara para después repetir la misma acción con Isabela. Pasó un día bastante tranquilo para la familia rica y Daniel no se sentía para nada fuera de lugar, las dos adolescentes hacían que el chico no se sintiera incómodo. Esa noche, el marqués y la marquesa salieron de viaje hacía la capital del reino para asistir a una fiesta real en el castillo de sus majestades. Estando sentados justo después de cenar los tres menores, incitados por Claudia, burlaron el servicio del palacio y se escaparon al río, el cual decían que estaba maldito por el espíritu de la niña Santa Catalina, que ahora estaba enfadado y acababa con la vida de quien pisaba su río. Claudia dio la idea de meterse dentro. -No creo que debamos hacerlo. -dijo Isabela, una vez ya junto al río, temblando de miedo. -Tú y yo claramente no, pues somos unas cobardes. - Claudia tenía una pequeña broma malévola dentro de la mente. -Debe ser el valiente Daniel quien lo haga. -¿Yo?-La idea espantaba al joven. Se estaba haciendo el valiente por la buena impresión que quería dar a su amada. Entre las insistencias para hacerlo de Claudia, y las insistencias contrarias de Isabela, que estaba aterrada por si le pasaba algo a su imposible, decidió entrar.