Relatos al estilo del Romanticismo
producía en la cueva, entré en las profundidades de la cueva, sin pensármelo dos veces,
había ratas, murciélagos, cucarachas, insectos, pero no me entretuve en con ninguno de
ellos. Entonces volví a ver esa luz, era como si estuviera viviendo ese sueño el cual me
ayudó a superar el pasado y a enamorarme locamente de ese ser, esa persona, esa figura
perfecta, y dentro de esa luz estaba ella, me acerqué y pregunté:
- ¿Quién eres? – Temblando de nervios.
No hubo respuesta.
Volví a preguntar lo mismo.
- ¿Quién eres?
- Soy quien andas buscando. – Respondió con confianza, segura de sí misma.
- Entonces, debes saber por qué estoy buscándote. ¿No?
- Exacto.
- ¿Querrías entonces ser mi amada esposa?
Mágicamente, esa luz se fue apagando, y ella se fue con la luz. Desaparecieron ambos,
no pude saber cuál era la respuesta, seguí la cueva hasta el final para ver si la
encontraba, pero nada, desapareció. Fui a mirar si la tormenta ya se había acabado y
efectivamente, seguía lloviendo, pero mi frustración de estar tanto tiempo buscándola
y dándolo todo por saber una respuesta era más fuerte a esa tormenta, volví a casa
cruzando el tenebroso bosque.
Desde ese día, vuelvo cada año a esa cueva, y siempre vuelvo a escuchar esa voz que
controlaba todo mi cuerpo, pero esa luz no volvió a aparecer y seguiré volviendo hasta
el día que consiga tener a esa persona como amada.
Joan Morillas Xantal
4º D
***