Sistematización de experiencia de economía social y solidaria Sistematizacion de experiencias campaña global Col | Page 21
22
la justicia social, la equidad y la inclusión (aci,
2013, p. 20).
La participación social y la autogestión en
las organizaciones de la economía social y so-
lidaria son pilares en su funcionamiento y per-
miten que pobres, jóvenes, mujeres y hombres
sean protagonistas de sus propias vidas y de
un proyecto colectivo. Estos elementos dan
respuesta a uno de los retos que enfrenta en
la actualidad la sociedad: la concentración
del poder en el Estado en grupos económicos
(g20), por los cuales ciudadanas y ciudadanos
se sienten marginados, extraños, así como
que no tienen incidencia sobre lo que deter-
mina sus vidas (Razeto, 1993).
Desde la economía social y solidaria, ha
cambiado la perspectiva y la consciencia so-
bre la participación social. Ya no es un camino
de lucha por acceder al poder, es un esfuerzo
por la descentralización y la diseminación so-
cial del poder que conlleva procesos de regio-
nalización y poderes locales; es fundamento
para la planeación del desarrollo social.
La autogestión, en cuanto al grado superior de
la solidaridad en las organizaciones solidarias,
permite que mujeres, hombres y jóvenes asocia-
dos desarrollen de forma directa las actividades.
Así, no existen dirigentes y dirigidos, el derecho
a decidir reside en quien realiza, lo cual posibilita
el perfeccionamiento de la gestión empresarial.
Las organizaciones de la economía social y so-
lidaria se convierten en escuelas de gestión; se
desarrollan aptitudes, cualidades (consciencia,
voluntad y libertad). De esta manera, se puede
afirmar que la autogestión solidaria permite el
“empoderamiento de los individuos, lo que con-
tribuye al sentido de pertenencia a una misma
comunidad humana”, catalogada como la tercera
tendencia global por la aci.
En este sentido, es apropiado retomar uno
de los elementos de análisis del Plan para la
década cooperativa de la aci:
En la actualidad las ideas de la cooperación,
ayuda mutua las necesita todo el mundo; la
comunidad global está decepcionada por la
manera tradicional de conducir la actividad
económica, donde los beneficios y el creci-
miento son más importantes que la sosteni-
bilidad y el interés particular de algunos es
más importante que el interés público de to-
dos (aci, 2013, p. 5).
Para el movimiento de la economía social
y solidaria, es una exigencia del momento
histórico por el que atraviesa la humanidad
continuar con la promoción de la cooperación
y la asociatividad solidaria, no solo entre sus
asociadas y asociados, también en las comu-
nidades de los territorios en los que se en-
cuentran ancladas. Acorde con su filosofía, la
educación ha sido la estrategia utilizada para
este propósito.
Sin embargo, también es otra prioridad pro-
piciar que en los debates sobre la educación se
encuentren distintas miradas a los enfoques
pedagógicos, a los contenidos y las didácti-
cas, así como al seguimiento y la evaluación
de los sistemas educativos, en general, y de
los aprendizajes en particular. Por ejemplo, las
pruebas pisa, orientadas por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económi-
co (ocde), no pueden ser el referente central
para la evaluación de la educación solidaria.
Recomendamos que deben prevalecer las
perspectivas cualitativas o de otras experien-
cias innovadoras como las desarrolladas por
el Asia Center, las Mediciones Independientes