Sistematización de experiencia de economía social y solidaria Sistematizacion de experiencias campaña global Col | Page 19
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solidaria, se requiere identificar el contexto
que hoy enfrentamos como civilización, de
modo que nuestra preocupación común debe
ser conocer cuáles son los retos y los desafíos
que tenemos y cómo los vamos a resolver.
Nos enfrentamos a tendencias emergentes
que se suceden como oleadas de cambios
vertiginosos que se producen en el planeta,
de acuerdo con los análisis que realiza desde
hace algún tiempo la Unesco, la Alianza Coo-
perativa Internacional en su Plan para una dé-
cada cooperativa, visión 2020 y los aportes de
la corriente de pensamiento latinoamericano
sobre otras economías, las economías trans-
formadoras, la economía social y solidaria y
las economías populares.
De esta manera, tenemos el rápido cre-
cimiento económico de algunos países y la
transformación de los mercados laborales,
las variaciones en la situación geopolítica, los
avances tecnológicos (las tecnologías de la in-
formación y la comunicación o tic), los cam-
bios demográficos y la creciente urbanización,
el mayor consumo de energía que conlleva un
incremento de la presión sobre los recursos
naturales —lo cual causa su degradación am-
biental y su agotamiento—, el aumento del
desempleo (en particular, entre las y los jó-
venes) y la creciente desigualdad. Se suma
a este contexto la escasez de oportunidades
para acceder a niveles superiores de apren-
dizaje, un sector financiero inestable, la cre-
ciente brecha en la gestión global (gobernanza
global), una joven generación aparentemente
poco comprometida, así como la pérdida de
confianza en las organizaciones políticas y
económicas (aci, 2013, p. 9).
Estas nuevas dinámicas sociales desencade-
nan una reacción en las personas, en los co-
lectivos, de modo que dan paso a una naciente
cultura planetaria que presenta elementos
impulsores de cambio: las y los ciudadanos
que quieren una participación más activa en
la toma de decisiones y tienen que ver con su
futuro. La globalización nos ha permitido com-
prender que las demandas y preocupaciones
de la gente de muchos países distintos con-
vergen entre sí, con aspiraciones compartidas
e inequidades compartidas; una mayor presión
de la sociedad civil para participar directamen-
te en la vida política. Los movimientos juveni-
les del 2011 son conscientes de los problemas
que enfrenta la democracia representativa en
la posmodernidad: desde los Indignados de las
ciudades españolas, el movimiento global Oc-
cupy en Estados Unidos y, recientemente, los
movimientos estudiantiles en defensa de la
educación pública (aci, 2013, p. 12).
Ante este panorama mundial, en el campo
de la educación, existe un sentir común en tor-
no al tipo de educación que se requiere. Para
esto, es importante que retomemos los princi-
pios que se plantean desde la Unesco, la aci, la
misma comunidad educativa internacional y el
movimiento de la economía social solidaria, en
cuanto consensos educativos que se convierten
en patrimonio de nuestra civilización.
Es importante, como movimiento de la eco-
nomía social solidaria, articularse a la pro-
puesta de la Unesco y la comunidad educativa
internacional sobre una “agenda para la edu-
cación después del 2015”, con un objetivo glo-
bal: “Lograr para todos por igual una educación
de calidad y un aprendizaje durante toda la
vida para 2030”, lo cual tiene como finalidad
la construcción de sociedades basadas en la
justicia social, la inclusión, la equidad, la paz y
la sostenibilidad.