SISTEMA QUEMA GRASA PDF GRATIS DENIS DUCATO DESCARGAR | Page 8

necesita es consumiendo té verde. Este tipo de té merecería todo un capítulo aparte en
este libro, pro no quiero aburrirte con INTERMINABLES detalles de todos los beneficios
que va a aportarle a tu cuerpo. Basta saber que numerosos estudios han demostrado
que los efectos de una poderosísima sustancia llamada galato de epigalocatequina o
simplemente EGCG (por sus siglas en inglés), aumenta drásticamente la oxidación de
las grasas, amén de un gran aporte de antioxidantes y otros efectos benévolos en el
cuerpo humano.
Antes de llenar tus alacenas de té, solo hay un par de cosas que debes tener en cuenta:
primero que nada, busca té verde orgánico 100% natural que NO haya pasado por un
proceso industrial de sobrecalentamiento. Si compras uno de esos tés, quiere decir que
no estás adquiriendo te verde. De hecho, el té verde y el tan popular té negro provienen
de la misma planta denominada Camellia Sinensis.
La diferencia se da en el tratamiento: los japoneses utilizan un sistema de secado de
hojas al vapor, y los chinos una técnica milenaria de calentamiento. Ambas técnicas se
han desarrollado para preservar las propiedades de la planta y es por eso que el té
verde recolectado y trabajado en forma artesanal es el que se valora mas en el
mercado. Si está en tus posibilidades trata de encontrar ese tipo de té y notarás la
diferencia con el primer sorbo.
En segundo lugar, muchas son las personas que cometen el error en la preparación de
este tipo de té: lo correcto es utilizar agua cuya temperatura oscile en 65 y 80 Cº.
Muchos queman el té al utilizar temperaturas mas elevadas, además de dejar de
disfrutar de aromas sutiles que se lograrían al dejarlo reposar en el agua con la
temperatura correcta. Si te toca preparar un autentico té japonés, opta por temperaturas
aún mas bajas de 60-65 Cº.

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Truco #6:
Si crees que consumir líquidos es la única forma de incorporar agua a tu organismo,
estás equivocado. Solo piensa en frutas como la sandía, melón, mango, manzana, piña,
etc. La sandía, por ejemplo, contiene un 93% de agua, amén de un pigmento
antioxidante llamado licopeno, que le da su característico color. Lo mismo sucede con
muchas frutas y hasta verduras.