EDUCACIÓN EMOCIONAL
“Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás”
Daniel Goleman
Las personas no son iguales y aprenden de diferente forma porque tienen diferentes capacidades. Los profesores que se preocupan solamente por la transmisión de conocimientos y relegan los aspectos personales, emocionales y sociales de sus alumnos a un segundo plano no están fomentando una educación plena e integral y están ignorando los múltiples beneficios que genera: mejora de la autoestima, de las relaciones y de la cohesión del grupo, disminución de conductas disruptivas, etc.
Los docentes deben abordar su trabajo teniendo en cuenta que el centro educativo es único, que cada clase es distinta y que cada alumno tiene su singularidad en cuanto a ritmo, capacidad, estilo de aprendizaje, nivel de maduración, necesidades, intereses, afectividad, situación familiar…
Esto implica que no se puede dar la misma respuesta a todos los alumnos y que hay que promover un nuevo concepto de centro escolar con profesores formados convenientemente en competencias profesionales ajustadas a la realidad de nuestro tiempo. También es fundamental que los docentes actúen en equipo coordinado y no de forma individualista. A la vez, los docentes deben saber gestionar y organizar eficazmente el aula para evitar conductas disruptivas y problemas de convivencia, por ejemplo con normas claras y efectivas, consensuadas, adecuadas a la edad y nivel madurativo, coherentes y aplicadas con firmeza.
Educar es ayudar a adquirir una formación integral, fomentando el desarrollo cognitivo y emocional y respetando las diferencias individuales. El niño inicia su aprendizaje emocional en la familia. Es en el contexto familiar donde aprende inicialmente a comunicarse, relacionarse, aceptarse, conocerse, etc. La escuela continúa y complementa ese aprendizaje. Los centros educativos, sabedores del
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