"Bar-dos, eran los de antes". Justo "El Torito" Suárez
Me quede mirándolo, esperando algo más; pero como no llegaba le comenté sobre un libro que leí hace poco. Ni se mosqueo. Volví a callar; él miró mi reloj y su rostro empezó a impacientarse.
-Se tiene que ir?. Pregunté.
-Sabe que sí? Hoy me espera alguien muy especial.
Sin preguntar más, acomodé mi silla; y miré hacia la nada intelectual que me llamaba.
-Así es amigo, hay urgencias que estos tiempos suelen olvidar u obviar. Me dijo mientras se levantaba de la mesa alquilada.
–Me llevo un buen recuerdo de usted- acotó- esencialmente de su tiempo para la escucha.
Y al fin concluyó:
- Téngalo en cuenta, no hay más remedio que la enfermedad.
Tardé un rato largo en volver del llamado intelectual, pero para cuando llegué, el tipo se había ido; y su última frase quedó anotada en la servilleta del bar, me sonaba y resonaba. Pero no era más que otro loco, caminando hacia la fuga existencial.
EL TÍO LUCA